Estos son tiempos de reflexión y de convivencia en familia, pero también deben ser de descanso y de nutrición intelectual. Por eso, y como cada fin de año, les compartiré los diez textos que más disfruté durante el 2020, a manera de recomendación para quienes busquen de una buena lectura.
Comenzaré con el Premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, quien cumplió cabalmente con mis expectativas de aportación cultural e histórica con dos títulos, La Fiesta del chivo y Tiempos recios que, aunque no son seriados, sí guardan una estrecha relación, ya que algunos personajes se entremezclan. El primero trata sobre el asesinato del dictador Rafael Trujillo en República Dominicana y el segundo, sobre el golpe de estado que apuntalaron la CIA y Castillo Armas en Guatemala, así como su posterior homicidio.
Largo pétalo de mar, de la también nacida en Perú, aunque con nacionalidad chilena y norteamericana Isabel Allende, evoca el recuerdo de la crudeza de la Guerra Civil española, así como el peregrinaje de un grupo de exiliados que cruzan los Pirineos para embarcarse en un buque, fletado por el poeta Pablo Neruda, hacia Chile, donde comenzarían una nueva vida. Con 2 mil pasajeros, ese viaje se convirtió en el éxodo más grande derivado de dicho conflicto.
Arturo Pérez-Reverte, en Hombres buenos, nos cuenta las andanzas de ciertos personajes comisionados por la Real Academia Española en el siglo XIX para ir a Paris a adquirir la recién publicada Enciclopedia. Una empresa peligrosa y arriesgada dada la prohibición que sobre esos textos hizo la Iglesia. La prosa es pródiga en diálogos y descripciones.
Mata Hari, aquella legendaria bailarina exótica holandesa que jugó un rol decisivo en la Primera Guerra Mundial, es el personaje central en La espía, de Paulo Coelho. Por supuesto que, fiel a su estilo, el autor le da un giro espiritual a la vida de la cortesana, finalmente ejecutada al comprobársele sus labores de espionaje a favor de Alemania.
Dos clásicos, en apariencia infantiles, son dignos de una lectura en la madurez de la vida. La isla misteriosa, de Julio Verne; y El mago de Oz, de Lyman Frank Baum, son dos novelas de aventura con grandes mensajes. La primera nos hace reflexionar sobre la grandeza de la mente humana, su capacidad inventiva y de adaptación en situaciones extraordinarias. La segunda, nos hace ver que nuestros principales anhelos, lo que más queremos en la vida, se encuentra dentro de nosotros mismos.
Otro clásico de la literatura, Madame Bovary de Gustavo Flaubert, nos remonta a la vida europea de principios del siglo XIX. Es un texto atrevido, promotor del liberalismo femenino, adelantado a su tiempo incluso para una Francia que se jactaba de liberal, por el manejo de temas tabú como el adulterio y el suicidio.
La lavandera, de Pepe Monteserín, recrea la vida de Soledad, aquella olvidada mujer que lavaba la ropa del poeta saltillense Manuel Acuña. Su carencia de rigor histórico es compensada con creces con lo afortunado de su narrativa.
En estos tiempos es recomendable volver a leer a El hombre en busca de sentido, del sobreviviente a un campo de concentración Nazi, Víctor Frankl. Nos dará fortaleza y esperanza.
Ante la imposibilidad actual para viajar, la mejor manera de recorrer el mundo y la historia es a través de un buen libro. ¡Así que todos a leer!
