Por Liébano Sáenz
El proyecto político del presidente López Obrador trasciende el relevo convencional en el gobierno; se trata de un cambio de régimen, lo que implica modificar la manera como se gobierna. El propósito que lo anima no es cambiar las políticas, sino transformar a la política. De ahí que la lucha contra la corrupción no tenga en los hechos el peso programático que se le asigna, a pesar de que es una de las exigencias básicas de la sociedad, como sí lo tiene la definición de dar prioridad a los sectores sociales más desfavorecidos.
Es discutible que el cambio de régimen tenga un aval democrático. Nunca ha sido expuesto con tal claridad en las urnas. Todavía más peligroso es que el cambio constituya un deterioro de los principios que han dominado la transición democrática, esto es, división de poderes, supremacía de la Constitución, órganos electorales profesionales e independientes, desconcentración regional y sectorial del poder decisorio, representación de la pluralidad en los órganos legislativos, transparencia y rendición de cuentas y especialmente una presidencia acotada por la ley y por el peso de la libertad de expresión.
En el pasado reciente, la corrupción, la pobreza y la impunidad se habían impuesto y eso llevó a la confusión de que tales insuficiencias son resultado de la democracia. La condena generalizada al modelo neoliberal por el sometimiento del interés general al particular y la incapacidad para socializar el bienestar se ha hecho extensivo al modelo democrático, de manera tal que la transformación significa una involución al desarrollo político de las últimas tres décadas. La estructura sobre la que se transforma la política no ha ido a la par de una mayor equidad y un régimen de gobierno al margen del abuso.
Ante la intención del presidente de cambiar partes significativas de la Constitución a partir de las elecciones de 2024, las propuestas en la mesa obligan a un debate amplio e incluyente sobre el significado y las implicaciones de las propuestas que conducen a un sistema político con claras connotaciones autoritarias. Previo a la elección y más allá del estrecho debate de las campañas, es necesario reflexionar sobre el cambio de régimen en los términos que está intentando el presidente saliente.
