Democracia y libertad de expresión

“El campo de la libertad de expresión debe ser sagrado para los regímenes cuando son verdaderamente democráticos”, sostiene el nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes en 2017 en una entrevista con Rossi Sotelo (El Universal, 05.11.21).

 

Y añade que, “en una democracia no se puede tolerar ningún tipo de coacción contra los medios libres de comunicación, de ningún tipo, ni fiscal, ni material, ni por medio de leyes, ni por amenazas. El campo de la libertad de expresión”.

 

Para quien fuera vicepresidente de Nicaragua (1982-1984) la libertad de expresión “viene siendo el respeto a la opinión ajena, y esto encarna la tolerancia que debe haber en una sociedad, sobre todo por parte del poder que tiene que tolerar opiniones contrarias cuando se está en el marco de las leyes, y del derecho que tienen de expresarse”.

 

Es evidente que el presidente López Obrador, con su actitud y discurso frente al periodismo independiente y crítico, no cumple con la idea de libertad de expresión propuesta por el escritor de Adiós Muchachos (1999) donde narra la lucha de los jóvenes guerrilleros sandinistas.

 

Ramírez, sin proponérselo, describe al mexicano cuando afirma que, “cuando un régimen comienza a ver como subversivo a todo lo que se dice en contra y se trata de acallar esas voces es que la democracia comienza a flaquear, y no hay democracia sin libertad de expresión, de opinión”.

 

Y anota que, “cuando un régimen quiere imponer su ideología de manera absoluta y no tolera que haya otras posiciones políticas y otras voces disidentes, es cuando un país va mal encaminado”.

 

El nicaragüense sabe de qué habla. Le tocó vivir la dictadura de Anastasio Somoza, que lo obligó salir al exilio, y ahora las presiones del régimen fascistoide que encabeza Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo.

 

Hoy la censura al periodismo, dice el escritor, se hace a través de “las inspecciones, las reprensiones fiscales, o suspender la publicidad estatal a la cual los medios tienen derecho por igual, porque el Estado es un gran generador de publicidad en todos nuestros países, porque tienen grandes áreas de la economía de mucho peso y de mucho control”.

 

En una realidad como la de América Latina, incluyo a México, “no hay necesidad de que haya un sensor en las oficinas de algún medio con un lápiz rojo tachándole lo que no quiere el régimen que se publique, sino que simplemente estos medios de coacción y de amenazas contra los medios de comunicación van limitando a la gente el derecho a expresarse”, asegura el autor de Margarita esta linda la mar, premio Alfaguara 1998.

 

Ramírez, integrante de la Fundación de Periodismo García Márquez, plantea que, en México, que conoce muy bien, “la libertad de expresión se ve amenazada, porque se amenaza la vida de los periodistas, México es uno de los países donde más se ha atentado contra la vida de los periodistas, en los municipios (…) Es un asunto muy serio, que atentado mayor contra la libertad expresión, que atentar contra la vida de un periodista”.

 

Hoy la libertad de expresión en México está amenazada desde dos frentes: De un lado la crítica y descalificación sistemática que, desde el poder, con todos sus medios, realiza el presidente López Obrador en contra de los medios y periodistas independientes y críticos, y, del otro, el asesinato de los periodistas. Hoy la lucha por la libertad de expresión cobra una importancia vital. Sin ella no hay democracia.

 

Twitter: @RubenAguilar

Deja un comentario