En este inicio del 2024, la temida cuesta de enero se hace presente, generando tensiones económicas, especialmente para aquellos con ingresos limitados. Este periodo se caracteriza por un alza en los precios y la necesidad de saldar deudas y gastos acumulados al cierre del año anterior.
Aunque para algunos la cuesta de enero representa un desafío financiero, para los tarjetahabientes se convierte en una prueba de su habilidad para administrar sus recursos. Sin embargo, surge la pregunta crucial:
¿por qué no debes conformarte sólo con liquidar el pago mínimo de tu tarjeta de crédito?
Según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el pago mínimo es un porcentaje del total de la deuda acumulada por el uso de la tarjeta y las cuotas pendientes del mes. Este porcentaje, variando entre el 2 % y el 5 %, significa que los tarjetahabientes pagan intereses sobre el saldo no cubierto, extendiendo así la deuda y aumentándola mes a mes.
El costo del crédito a través de tarjetas de crédito no se limita únicamente a los intereses por no cubrir la totalidad de la deuda al final de cada mes. También implica una proporción de cuotas por apertura, anualidad y otras comisiones diversas. Así, el impacto financiero se multiplica, convirtiendo el pago mínimo en una trampa que puede resultar costosa a largo plazo.
Ante esta situación, es crucial para los tarjetahabientes considerar estrategias financieras más efectivas. Como lo es el pago total de la deuda o la negociación de condiciones con la entidad emisora. Tomar decisiones informadas durante la cuesta de enero es esencial para evitar caer en ciclos interminables de deuda. Además es vital para mantener una salud financiera sólida a lo largo del año.
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