La Sierra Tarahumara, los sacerdotes y el crimen organizado

Días atrás visité diversos sitios y poblaciones de la Sierra Tarahumara donde me encontré con sacerdotes, conocedores a fondo de la región, que llevan décadas trabajando con los rarámuris y también con personas que no pertenecen a este pueblo originario.

Estos sacerdotes viven en regiones distintas de la sierra, pero en lo esencial sus visiones coinciden. A continuación ofrezco una síntesis de estas pláticas. Por obvias razones de seguridad omito el nombre de los sacerdotes y los lugares.

El control de la Sierra Tarahumara se lo disputan el Cártel del Pacífico y La Línea. El Cártel Jalisco Nueva Generación en diversas ocasiones y formas ha intentado entrar, pero ha sido rechazado.

Los sacerdotes afirman que la sierra está bajo el control del crimen organizado y que impone a las autoridades municipales que quieren. Su poder ha crecido en este gobierno.

Aseguran que los criminales los respetan y también el trabajo pastoral que desarrollan. Los dejan hacer. Con frecuencia solicitan sus servicios para bautismos, quince años, matrimonios y defunciones.

Ellos ejercen su ministerio de manera abierta y al servicio de todos sin exclusiones. Los criminales saben que así es y lo aceptan. Asumen que no se distingue entre cárteles.

Coinciden en señalar, dan algunos ejemplos de lo que han vivido a lo largo de décadas, que los oficiales del Ejército suelen ser prepotentes y arbitrarios con las comunidades y con ellos.

De los criminales siempre reciben buen trato y solo ha habido algún problema cuando éstos están borrachos o drogados, que no es común.

El cultivo de la mariguana con el proceso creciente de legalización en Estados Unidos ha dejado de ser rentable. Ahora se cultiva en pequeña escala.

La actividad económica que ahora ha incursionado el crimen organizado es la tala ilegal de los bosques. De manera arbitraria y violenta desalojan a sus propietarios. A los indígenas los despojan de sus tierras. Quien se resiste es eliminado.

Hay evidencia contundente de que en la sierra la Guardia Nacional (GN), de diversas formas protege a los criminales. Es muy claro en el trasiego de la madera, la GN va por delante.

En versión de estos sacerdotes en lo que va de este gobierno el crimen se ha expandido y consolidado en la Sierra Tarahumara. Saben que no es un fenómeno exclusivo de esta región del país.

Coinciden en señalar que en la sierra nadie puede generar la cantidad de trabajo que hace el crimen organizado y tampoco pagar los salarios que ofrecen.

De la conversación con estos sacerdotes, grandes conocedores de lo que sucede en la Sierra Tarahumara, se concluye que el crimen organizado aprovecha que el gobierno se ha replegado y cedido terreno.

 

Twitter: @RubenAguilar

 

 

 

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