Todos los caminos llevan al 2024 (2 de 4 partes)

 

Por: Ricardo Nahúm De la Puente Navarrete

En la pasada entrega comenté que el objetivo central de estas líneas es el analizar la sucesión presidencial que por ley deberá ocurrir en 2024, sin embargo, también establecimos que nuestro razonamiento estaría incompleto si antes no incorporábamos algunas aduanas por las cuales se deberá transitar para, ahora sí, establecer ciertas preguntas e hipótesis alrededor de esta figura del “tapado” y las aspiraciones de una clase política inmersa en caos e incertidumbre auspiciados desde Palacio Nacional.

La primera aduana es la Consulta Popular que está organizando el Instituto Nacional Electoral, no sobra decir que lo está realizando sin recursos (pasó de un presupuesto inicial de 1,499 millones de pesos a uno basado en ahorros internos de 528 mdp). Se llevará a cabo el 1° de agosto de 2021 y tendrá como misión conocer si la ciudadanía aprueba o rechaza una pregunta, que, aunque la modificó y aprobó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, terminó siendo ambigua e indefinida; en pocas palabras se preguntará si se inician investigaciones contra los ex presidentes de la República y en caso de encontrar pruebas pertinentes, mandarlos a juicio.

Para que ese “inicio de investigaciones” sea obligatorio se deberá contar con una participación mínima de 37.6 millones de ciudadanos. Les ahorro el suspenso, eso no pasará. Lo que sí pasará es que durante 15 días nos recetarán más de 337 mil impactos en medios de comunicación (131 mil para televisión y 246 mil para radio) para solicitarnos que participemos en un mecanismo pervertido por el deseo de seguir con una narrativa polarizante que en 2018 le permitió a AMLO llegar a la Presidencia.

Sin lugar a dudas es una lástima que un mecanismo directo de participación en el que la ciudadanía podría aprobar o rechazar una o varias propuestas de auténtico interés público haya sido corrompido, pero también estoy seguro que este es el primer intento de varios que permitirá, eventualmente, consolidar las prácticas y los ideales democráticos en nuestro país.

Aduana 2: Revocación de mandato (21 de marzo de 2022).

Un dato interesante:  La revocación de mandato a nivel presidencia se encuentra presente solamente en tres países de América Latina: Bolivia, Ecuador y Venezuela. Así pues, con la pegajosa frase “el pueblo pone, el pueblo quita” como base, el Presidente López Obrador buscará preguntar a los ciudadanos si quieren que continúe gobernando o renuncie.

Para empezar… entre el 1 de noviembre y el 15 de diciembre próximos, Morena y sus aliados solicitarán al INE que organice el tema en cuestión, para ello, la solicitud deberá tener cuando menos el 3% de firmas del padrón (2.8 millones en por lo menos 17 entidades del país). El INE validará dichas firmas y si se concede el proceso, el día del natalicio de Benito Juárez se realizará la pregunta. De nueva cuenta es importante mencionar que, para que la respuesta sea vinculante-obligatoria, deberá participar cuando menos el 40% del padrón.

Escenario 1: Si llegara a ganar el SÍ y el Presidente tuviera que renunciar.

El Congreso en pleno, por mayoría simple, designaría al Presidente sustituto para finalizar el sexenio (30 de septiembre de 2024). Ello, más allá del obvio mensaje de pérdida de confianza de la ciudadanía en él como resultado de la percepción de un ejercicio inadecuado de su función, generaría un escenario de vacío y crisis política; en pocas palabras perdería México, la institución presidencial y sin duda, la democracia.

Escenario 2: Gana el SÍ (que renuncie) pero participan menos del 40%

Quedaría muy debilitado el Presidente y la guerra de tribus internas, tanto del Gobierno Federal como de Morena, terminarían provocando crisis política; una vez más, pierde México y la democracia.

Escenario 3: Gana el NO (se quedaría en la Presidencia)

Poco importa si se llega o no al tan mentado 40% de participación, el habilidoso Presidente lo convertiría en una narrativa a su favor e impulso efectivo a su Gobierno cada día más desgastado ante la falta de resultados.

Finalmente, recordemos que también en 2022 se renovarán seis gubernaturas más: Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Quintana Roo y Oaxaca, por lo que podemos concluir que lo que Presidente realmente busca es estar en una boleta para poder hacer campaña electoral y darle un impulso a su partido que viene con una estocada al corazón al haber perdido la Mayoría Calificada en la Cámara de Diputados y siete de las nueve alcaldías que gobernaba en la Ciudad de México.

Así pues, si ustedes pensaban que el tiempo en Palacio Nacional se invertía en buscar y ejecutar decisiones que resolvieran los grandes problemas nacionales, que no son pocos, se equivocaron. Hoy sabemos que gobernar no agrada a nuestro Presidente, pero le apasionan las campañas y el acumular poder, por lo que está y será consecuente con ello.

 

*El autor es Politólogo (UAEMéx), Maestro en Gobierno y Políticas Públicas (UP), y cuenta con estudios de Doctorado en Administración Pública (Anáhuac). Es Presidente de “Liderazgo Joven Valle de Toluca A.C.” y Director General de Ventum Consultores.

Todos los miércoles a las 19:00 horas conduce el programa “Ahora, México” que se transmite por Cadena Radio de Cadena Política.

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