Ser como niños

Cuando se es niño se quiere ser grande, y cada que va uno creciendo le dice a sus papás: “mira, Papá, yo ya soy grande”.

Dentro de cada uno vive ese niño pequeño que anhela ser grande, y cuando se es grande se puede volver hacia ese niño que se lleva dentro.

“Mi yo niño” dicen las diversas corrientes de la psicología, pero la que más me gusta es la “psicología inversa” que te permite ir a lo más profundo de ti para volver a tocar las estrellas que querías alcanzar, vibrar al unísono del agua con la que te gustaba mojarte en la lluvia y brincar en los charcos de agua. !Qué lindo era jugar con el agua!, y desde ahí nuevas fuerzas puedes tomar para tus sueños alcanzar.

“Mi yo niño” que era un héroe o un luchador de la triple AAA, una máscara o una capa bastaba para transformar la realidad. !Qué lindo que en las casas hayan  niñas que sin hadas con alas, y niños héroes con capas!

“Mi yo niño” que disfrutaba las letras, las primeras palabras con rimas y canciones, sin saberlo ya era 30 de abril y se nos iba a festejar porque éramos niños. Hoy es 30 de abril y a los niños de distintas maneras les hemos de festejar, pero para eso la prueba de fuego hay que pasar. No basta con decir que amamos a los niños. ¿Si se sienten amados?, a ellos hemos de preguntar.

“Juan y Margot, dos ángeles hermanos

Que embellecen mi hogar con sus cariños

Se entretienen con juegos tan humanos

Que parecen personas desde niños.

Mientras Juan, de tres años, es soldado

Y monta en una caña endeble y hueca,

Besa Margot con labios de granado

Los labios de cartón de su muñeca.

Lucen los dos sus inocentes galas,

Y alegres sueñan en tan dulces lazos;

Él, que cruza sereno entre las balas;

Ella, que arrulla un niño entre sus brazos.

Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,

El kepis de papel sobre la frente,

Alienta el niño en su inocencia grata

El orgullo viril de ser valiente.

Quizá piensa, en sus juegos infantiles,

Que en este mundo que su afán recrea,

Son como el suyo todos los fusiles

Con que la torpe humanidad pelea.”

Esta es una parte del poema de Juan de Dios Peza llamado “Fusiles y muñecas”, y fue el primer poema que me aprendí en la escuela. Yo quise ser sacerdote o médico, luego maestro o embajador, y finalmente surgió en mi la vocación sacerdotal. Hoy soy todo eso por pura gracia de Dios. Los sueños de niños son milagros que se alcanzan porque no se deja abandona a “mi yo niño”. Cada vez que pienso en ese poema recuerdo a mis hermanos, pero más a mi hermana Vis que es un poco mayor que yo, pero ha sido mi ángel que desde niño Dios me dio.

«Ser como niños» es la condición para entrar al reino de los cielos. Se trata de hacerse pequeños como lo hizo Jesús, sencillos de corazón para perdonar, humildes para compartir con los demás lo que se es y lo que se tiene. Nunca olvidaré que a los palacios subí y a las aldeas baje, y con nada me quedé, porque en casa desde niños se aprende a respetar. Ser niño es algo que nunca se debe perder ni olvidar. Los niños son el tesoro de la humanidad.

Gracias a “mi yo niño”, gracias a tu yo niño y a los de todos los demás. Si somos como niños la torpe humanidad no pelearía más y todos, como si nada hubiese pasado viviríamos en santa paz.

Siembra sueños con tu “yo niño”, y milagros cosecharás. Gracias por darme tanto amor en el nombre de Dios  que “mi yo niño” no se deja de empapar de ese aguacero del amor de Dios, es algo no dejo de disfrutar. Por todo esto con mi fusil de la gracia por los niños no dejo de luchar, por su dicha, por su bienestar y por su paz. Regálate disfrutar”tu yo niño” y tu propia vida va a cambiar.

Felicidades a todos los que cuidan de “su yo niño” y en especial a mis más consentidos: los niños y las niñas que Dios nos confió.

¡Que vivan los niños!

*El Autor es Profesor en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Estudió Sacerdote y Especialidad en Bioética en U.A.E.M.

Estudió en el Seminario Diocesano de Toluca.

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Twitter: @dhanielu

Facebook: Daniel Valdez García

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