Por: Edgar Mereles Ortiz.
“!Fuera mascaras¡
Y el rostro de la dictadura
estaba ahí.”
Hermenegildo García
La política exterior se teje entre principios, intereses, geopolitica, consenso, disensos, pragmatismo y una pizca de ideales. La constitución de bloques políticos y económicos, es una lección que los europeos aprendieron por los siglos en pugnas bélicas dentro de su continente, lección que le ofrecieron al mundo después de la segunda guerra mundial.
En el caso de América, desde hace más de ciento cincuenta años, La política exterior la dictan los norteamericanos. Su hegemonía militar, la fuerza comercial y la percepción patrimonialista que tienen del continente ha hecho que casi todos los países hagan juego con los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica. Por eso la política de Cuba partir del año de 1959, no sólo fue un parteaguas en la hegemonía yanqui, sino que fue una lección de dignidad ante el imperialismo capitalista.
En los últimos 25 años hemos sido testigos de una lucha política que los nostálgicos la denominan entre la derecha y la izquierda sin embargo por las decantaciones y tergiversaciones de algunos regímenes puedo decir, sin temor a equivocarme, que son mas de corte populista, autoritario y dogmático. Daniel Ortega en Nicaragua lleva mas de 18 años en el poder, Nicolás maduro en Venezuela cumple 12 años de presidente; Díaz-Canel en Cuba, hereda y sostiene un régimen que se formó desde el primero de enero de 1959 al triunfo de la revolución castrista. Otros países han intentado imponer su modelo dictatorial sin mucho éxito como son los casos de Ecuador, Perú y Bolivia.
El caso de Venezuela es paradigmático. Un país que transformó su historia con un golpe militar que lleva a Hugo Chávez al poder y una maquinaria político militar que ha venido desmantelando todas las instituciones democráticas, sometiendo al poder judicial y haciendo del legislativo un mero circo político. La delincuencia goza de impunidad, los cárteles de narcotráfico son el gobierno y el ejército, más de siete millones de venezolanos han salido de su país. La muerte impera, la pobreza crece y la democracia se ahoga.
En esa cruel realidad emerge una personalidad, una mujer con miedo pero sin cobardía, con angustia pero con mesura, con carácter pero pacifista: María Corina Machado. Desde hace 15 años ha sostenido una lucha política, pacífica, transparente por los derechos humanos, la legalidad, la defensa de una constitución republicana y democrática.
María Corina se la ha jugado en el límite de sus libertades, de su dignidad y de su vida. En los últimos años ha estado más tiempo en la clandestinidad que en la libertad de caminar las calles de su país. Ha sido amenazada, perseguida, golpeada, inhabilitada por las autoridades de la dictadura de Maduro. En esas condiciones no ha abandonado su país y sostiene una lucha política para vencer electoralmente a Nicolás y ganar el poder.
Hace un día, el Comité Noruego del Nobel de la Paz eligió a Corina Machado para recibir el premio correspondiente al año 2025.
Claudia Sheinbaum, una mujer que se formó en la oposición, con una carrera política vertiginosa más no brillante, protegida por un sistema que viene bordando el mismo tejido institucional y dictatorial que Venezuela, demostró su rostro antidemocrático, autoritario. Claudia no tuvo la capacidad política, la estatura ética, el profesionalismo diplomático ni la empatía de género para expresar un reconocimiento a la galardonada del premio Nobel de la Paz.
No es un asunto menor. Cuando Luther King recibió el Nobel en 1964, los racistas lo criticaron; cuando Mandela recibió el Nobel en 1993, los partidarios del apartheid lo rechazaron; cuando Malala recibió el galardón 2014, los talibanes y sus seguidores la amenazaron. Como pocos premios en el mundo, el Nobel de la Paz nos define. En este año se lo otorgaron a una demócrata, pacifista y defensora de los Derechos Humanos, no quiero pensar que todos los que se oponen es porque militan en los valores, ideales, y políticas contrarias a lo que representa Corina. Quizás sí y por eso ahora tienen miedo.
Edgar Mereles Ortiz.
10 de octubre del 2025.
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