Desde hace más de un mes, el municipio de Lerma, Estado de México, vive una crisis por inundaciones que no da tregua. En zonas como San Pedro Tultepec, el agua ha alcanzado más de metro y medio de altura, anegando viviendas, talleres, calles y zonas industriales. Mil 700 familias han perdido sus bienes, ropa y muebles, mientras la actividad económica está prácticamente detenida.
Los vecinos no solo enfrentan pérdidas materiales, sino también riesgos sanitarios. El agua estancada ya genera gusanos e insectos, lo que ha provocado enfermedades entre la población, especialmente en las colonias más afectadas, como Guadalupe, donde incluso han improvisado lanchas con láminas para poder salir de casa, trabajar o llevar a los niños a la escuela.
¿Qué hizo el gobierno para evitar esto?
Según denuncian los habitantes, nada. Aunque viven en una zona propensa a inundaciones, no se realizó el desazolve previo antes de que iniciaran las lluvias. Y cuando por fin retiraron lirio y basura del cauce, la arrojaron a las calles, obstruyendo coladeras y alcantarillas.
Los afectados acusan que el ayuntamiento ignoró los llamados de atención. Solo cuando la situación ya era incontrolable, accedieron a recibir a representantes vecinales para empezar a trazar un plan de trabajo. Demasiado tarde, dicen los habitantes, quienes llevan semanas durmiendo entre agua sucia y barro.
Para colmo, cuando una tromba afectó al municipio de Nezahualcóyotl, la maquinaria enviada a Lerma fue retirada para atender esa emergencia, dejando aún más expuestos a los pobladores que llevaban días luchando con sus propios medios.
¿Hay apoyo real a los damnificados?
La ayuda que ha llegado es mínima y mal distribuida. Varias denuncias apuntan a que las despensas, colchonetas y botas se entregaron en zonas poco afectadas, mientras en lugares como la privada de Juan Montaño, donde viven entre aguas negras desde hace 20 días, no ha llegado nada.
“Gente que ni lo necesitaba se llevó todo. Nosotros ya ni alcanzamos botas”, dice una vecina afectada, frustrada por la falta de respuesta real.
Además, muchos muebles han quedado irrecuperables, mientras los comercios de San Pedro Tultepec, conocidos por su producción de muebles, han cerrado o intentan secar sus productos con la esperanza de salvar algo.
¿Qué viene para Lerma?
Aunque la Conagua anunció un plan para rehabilitar el río Lerma y limpiar 13 kilómetros del cauce, los vecinos lo ven con escepticismo. No es la primera vez que se promete una solución. Mientras tanto, las lluvias continúan, y Lerma sigue bajo el agua, sin respuestas claras ni acciones eficaces por parte del gobierno.
La desesperación crece. Y cada día que pasa, más hogares se pierden, más familias enferman y más ciudadanos se sienten abandonados.
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