Imperios de la mente— La ciencia siempre es política

Desearía que los políticos fueron mejores en cuanto a ciencia. Eso ayudaría mucho […] De hecho, en China, ellos [los políticos] son muy buenos en ciencia.

Respuesta de Elon Musk al preguntársele qué cambiaría para que la innovación crezca. The Joe Rogan Experience #1169.

Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

César Garizurieta Erenzweig, alias el Tlacuache.

 

Debo decir que recibí con sorpresa un correo electrónico el 18 de marzo a nombre de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la República y la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Cámara de Diputados, presidida por el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la República, el Senador Jorge Carlos Ramírez Marín, y el presidente de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Cámara de Diputados, el Diputado Javier López Casarín. El correo contenía una invitación para seguir el evento de “Presentación de Trabajo en Conferencia de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la República y de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Cámara de Diputados”, el cual se transmitiría de forma virtual el miércoles 23 de marzo del año en curso en punto de las 10:00 de la mañana.

¿De qué trataría el evento en específico? ¿Qué se presentaría concretamente? La invitación no lo decía. Tampoco se mostraba una agenda del día o lista de invitados o ponentes a dicha presentación. Llegado el día, y pasados casi treinta minutos después de la hora estipulada, comenzó el evento.

Las palabras de introducción y bienvenida estuvieron a cargo de la presidenta de la Cámara de Senadores, la Senadora Olga Sánchez Cordero. De su breve intervención (se retiró a los 14 minutos aproximadamente de haber comenzado el evento), rescato y transcribo algunos extractos que definen su visión sobre el tema de ciencia, tecnología e innovación. Por ejemplo, de manera general menciona que trabajarán “sobre los marcos normativos vigentes para que puedan sentar las bases de los principios de equidad, de responsabilidad, de transparencia, de igualdad. Es una prioridad porque con ellos nos estamos encaminando al desarrollo de tecnologías confiables y seguras para toda nuestra población. Debemos acercar a todas y todos los jóvenes a romper la barrera tecnológica.”

Olga Sánchez Cordero también mencionó que “el trabajo que se lleva a cabo en estas comisiones en las que se busca la innovación en los aspectos tecnológicos y científicos ya sea en el campo de la informática, de la biología, de la medicina, de la salud y de tantas otras materias sigan siendo una herramienta en favor de la sociedad, un detonante del desarrollo que impulse a las nuevas generaciones de muchas mexicanas y mexicanos para que ellas y ellos alcancen sus sueños y sus objetivos. Por el bien de todas y de todos hagamos que la tecnología y la innovación sigan siendo nuestras aliadas y nunca una amenaza.

A continuación, el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, reconoció que “través de la ciencia y tecnología es como podemos crear ese imaginario colectivo que nos lleve a diseñar un estilo, un tipo, una forma, de sociedad que al mismo tiempo que sea competitiva frente al resto de los países del mundo sobre todo pueda dejar satisfechas las aspiraciones de la sociedad del colectivo mexicano.”

Todo esto ya iba siendo hora, ya que la Ley de Ciencia y Tecnología lleva más de un año de demora. Desde que en mayo de 2019 se modificara el Artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se viene esperando un nuevo marco normativo en materia de ciencia y tecnología, ya que el inciso V del citado artículo—las negritas son mías—establece que:

“Toda persona tiene derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica. El Estado apoyará la investigación e innovación científica, humanística y tecnológica, y garantizará el acceso abierto a la información que derive de ella, para lo cual deberá proveer recursos y estímulos suficientes, conforme a las bases de coordinación, vinculación y participación que establezcan las leyes en la materia; además alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura.”

Sin embargo, tanto en éste como en sexenios anteriores, el apoyo a la ciencia y tecnología no ha logrado ser del 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país, como lo estipula la Ley de Ciencia y Tecnología vigente. De hecho, 2019 y 2020 fueron años de “vacas muy flacas” para la inversión en ciencia y tecnología: 0.284 y 0.3 % del PIB, respectivamente, según los datos de la OECD. Y la tendencia es que estos niveles bajos de inversión se mantengan en lo que resta del sexenio, como lo manifiesta un análisis del presupuesto del 2022 asignado a ciencia y tecnología que evidencia la erosión en este rubro. Por esta razón, no entiendo en qué sentido buscan hacer a la ciencia, tecnología e innovación “nuestras aliadas y nunca una amenaza”. Los datos muestran más bien todo lo contrario: ni aliadas y bajo asedio están estos “motores de transformación”, como se le llamó a la terna de ciencia, tecnología e innovación durante la reunión.

Más aún, en otro momento de la reunión, el propio Senador Ricardo Monreal mencionó que “la ciencia y tecnología y la innovación son los elementos que deben guiar el desarrollo de las naciones”. Con los montos de inversión a ciencia y tecnología vigentes, además de los distintos conflictos en los que se ha visto envuelto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) encabezado por la Dra. María Elena Álvarez Buylla—quien por cierto, no asistió al evento ni tampoco envió representante oficial; las ausencias también son mensajes—sólo están guiando a la nación al atraso más abyecto en un momento en el que la pandemia ha dejado más que patente en muchas dimensiones lo indispensable que es contar con instituciones y recursos humanos de calidad en el ámbito científico. No es momento de ser austeros con “los [verdaderos] motores de transformación”.

Otro de los presentes al que se le cedió el uso de la palabra fue al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna quien, al reflexionar sobre la pregunta “¿Qué necesitamos en México?”, contestó que es necesario “un marco normativo adecuado que es el que trabajarán en conferencia y presupuesto, siempre es el reto el presupuesto en ciencia y tecnología, y en otros tantos rubros. Nosotros como cámara de diputados nos llevaremos el compromiso de analizar el tema presupuestal, fortalecerlo hacia futuro visualizando y teniendo mucha claridad de que el desarrollo de las naciones tiene que ir de la mano con el de la ciencia y tecnología.”

Así, pues, si la reunión convocada fue el pistoletazo de salida para la creación de una nueva Ley de Ciencia y Tecnología, me resulta llamativa (por decirlo suavemente) la ausencia de un plan concreto para invertir ese 1 % del PIB (por lo menos, para hacer cumplir la ley). ¿Cuál era el impedimento o deficiencias en la normativa vigente antes del cambio de sexenio que impedía comenzar por invertir ese 1 % del PIB mientras se planificaba el nuevo proyecto de ley durante el sexenio? Esto no se trató a detalle en la reunión. Más bien, la reunión tenía por objeto el anuncio a los medios de comunicación “que la Ley de Ciencia y Tecnología que habrá de producirse en esta legislatura será trabajada en conferencia, es decir, senadores y diputados al mismo tiempo para sacar un solo producto legislativo en consenso y darle a la sociedad mexicana desde el punto de vista legislativo, desde el deber ser, que vamos a imponer en esta ley darle a la sociedad mexicana el futuro que se merece”, en palabras del propio presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, el senador Jorge Carlos Ramírez Marín. Veremos si se cumple en tiempo y forma tal declaración.

¿Hay esperanzas de que se cumpla la inversión por parte del Estado de, por lo menos, el 1 % del PIB en ciencia y tecnología? Mi hipótesis es que no sucederá (ojalá resulte falsa mi hipótesis). Por un lado, pareciera que la clase política mexicana está interesada en ciencia y tecnología sólo en el discurso y no en su fortalecimiento y mantenimiento a largo plazo, que es lo que realmente requiere. Por otro, se tiene una “comunidad científica” que no ha sido capaz de cabildear políticamente que se cumpla lo estipulado en la ley. Ahora, ante la política de austeridad, esa misma comunidad científica, además de no cejar en el empeño por que se cumpla la ley, y ser escuchada en la redacción de la nueva propuesta de ley a pesar de los conflictos con la titular del CONACyT, tiene que buscar alternativas de financiación que podrían ir contracorriente de la normativa imperante en sus respectivos centros o institutos de investigación, donde la “agilidad burocrática” jugará un papel importante.

En conclusión, después de presenciar los 53 minutos que duró el evento (video que pueden consultar aquí), me hicieron recordar las palabras de Octavio Paz en El laberinto de la soledad, cuando menciona “nuestra predilección por la ceremonia, las fórmulas y el orden […] La preferencia por la Forma, inclusive vacía de contenido.” Espero de verdad que la devoción a la Forma no ahogue una vez más a la sociedad mexicana en su lento y lastimoso avance entre las sociedades del conocimiento.