Santa Lucia

 

 

La suspensión del Aeropuerto de Texcoco y el arranque del proyecto de Santa Lucia sin duda ha sido una de las decisiones más polémicas del Presidente López Obrador. Sin embargo, no había alternativa, el centro de México, la ciudad, requerían con urgencia un aeropuerto de clase mundial con capacidad de crecimiento, acorde a la realidad de la movilidad aérea y de nuestra economía.

Así, surgió la alternativa de reconfigurar el Aeropuerto Militar de Santa Lucia, en el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cuyo diseño, planeación, desarrollo y construcción recayó en el talento de los ingenieros militares mexicanos, quienes han logrado lo que parecía imposible.

En marzo del próximo año se habrá concluido una fase que podrá recibir hasta 20 millones de pasajeros. Con amplias capacidades por la infraestructura de sus pistas y el diseño del edificio terminal, será sin duda el mejor aeropuerto de México y con el tiempo, su expansión permitirá el movimiento de más de 80 millones de pasajeros, sustituyendo en algunos años por completo al obsoleto Aeropuerto Benito Juárez, cuyos terrenos podrían convertirse en un pulmón verde en el oriente de la ciudad.

La infraestructura es un determinante fundamental del desarrollo, y la conectividad eficiente de pasajeros y carga constituyen un elemento fundamental de competitividad que el aeropuerto devolverá al centro del país; además, se generará una cantidad de empleos sin precedente en el oriente de la ciudad y el Estado de México.

Las dudas sobre la lejanía de la nueva terminal son infundadas toda vez que en gran parte de las metrópolis los aeropuertos se construyen cada vez más lejos y los sistemas masivos de transporte y vialidades como los que están contemplados y cuya construcción está en marcha, tendrán la capacidad de dar dinamismo a la movilidad urbana desde y hacia el aeropuerto.

Desde la década de los 80’s era claro que el Benito Juárez debía sustituirse; pasaron más de 30 años para que se arrancara un proyecto, Texcoco, cuyos pecados posiblemente fueron su narrativa y desmedido costo. Santa Lucía es una solución viable, adecuada y tiene sentido a largo plazo, y si bien su puesta en marcha implicará grandes retos aeronáuticos, de movilidad y comerciales para las aerolíneas, es indudable que se convertirá en un polo de desarrollo, de conectividad comercial y de invaluable valor logístico para el comercio y la carga.

La amplitud del espacio y sus pistas que permiten operaciones simultaneas, el imponente edificio terminal y su emblemática torre de control serán una digna puerta de entrada a nuestro país, y orgullosos deberíamos estar los mexicanos de la capacidad de ejecución, día y noche, de los ingenieros militares, quienes han honrado con su trabajo al General Felipe Ángeles, orgulloso nombre de nuestro nuevo aeropuerto.

Deja un comentario