La evolución y regulación del dinero hacia la era digital

El dinero sirve como intermediario entre los vendedores y compradores del mercado, sin embargo no siempre ha existido en la sociedad, este fue inventado con la finalidad de generar un intercambio de productos entre los humanos cuando el truque dejó de cubrir las necesidades del hombre.

Durante las diferentes etapas donde el hombre se ha desarrollado, ha ido perfeccionando las mercancías que utilizan para sobrevivir, al hacer estas mejoras surgen los excedentes de mercancía así que el trueque resulta ineficiente y surge la aparición del dinero.

Las primeras formas de la moneda fueron el ganado, el cacao, cabezas de flecha, entre otras sin embargo su papel siempre ha sido el mismo: el intercambio.

El dinero basado en objetos perecederos y el dinero que se conoce en la actualidad tienen su respaldo en la confianza asignada por los participantes del mercado, donde se intercambian productos o mercancías. En la antigua sociedad mexica, el cacao fue un objeto que se impuso como dinero por convención de los mercaderes, quienes estuvieron de acuerdo en que ese sería el objeto con el que tenían que equipararse los demás productos para su venta y compra.

El desarrollo de las sociedades y avance en la técnica de producción evolucionó hasta legar a ser representado por metales preciosos como oro, plata y cobre, estos materiales fueron elegidos por sus características como son: maleabilidad, fácil transportación y atesoramiento.

En la sociedad moderna, el dinero sirve medir el valor de las mercancías, atesorarlo, pero esto se debe a que este cuenta con el respaldo de la sociedad, por ejemplo, en México se usa el peso que emite el Banco de México (Banxico) basados en ciertos cálculos, mismo que una vez puesto en circulación este puede ser usado por cualquier persona.

Por su parte el Bitcoin surgió con la idea de realizar operaciones fuera de la vigilancia y cobro de impuestos de los bancos centrales, aunque, comparado con el dinero convencional, sus funciones son prácticamente iguales.

En la moderna sociedad globalizada y conectada por Internet, han aparecido las criptomonedas. Éstas, como su nombre lo indica, representan dinero en la Internet de forma criptográfica, es decir, están escritas en un lenguaje cifrado que tiene el propósito de ser ininteligible y que solo puede ser descifrado por un experto en computación. Las criptomonedas son lanzadas a la red de Internet, controladas por sus desarrolladores y utilizadas y aceptadas entre los miembros de esta comunidad virtual; no tienen el respaldo de una institución bancaria privada ni de gobierno, lo que permite que los pagos y las operaciones se realicen directamente entre el que compra y el que vende sin el uso de ningún tipo de intermediario.

En cuanto a sus funciones, es igual al dinero tradicional convencional, cabe destacar que una criptomoneda también sirve para comprar y vender bienes o servicios en la red de Internet; para medir el valor de un bien o servicio o para ser atesorada. Aunque no tienen el respaldo de un banco o gobierno.

Existe una comunidad de personas en la red que la respaldan; es decir, aceptan ese dinero como su medio de cambio. Esta aceptación empezó como una forma de pagar una ayuda o favor a otro programador, cuando el aceptante admitía que en el futuro podría necesitar también algún tipo de ayuda. El crecimiento de la red de interacción con las criptomonedas se extiende cada vez más hasta alcanzar el grado en el que no solamente los programadores informáticos interactúan con ellas, sino que se abrió al público en general.

La más famosa de estas monedad es el bitcoin, creada en 2009 por Satoshi Nakamoto, aunque no se conoce a ciencia cierta su identidad real; existe una cantidad limitada de bitcoins en la red y la forma de generar más en la red debe ser mediante el desciframiento de mensajes (problemas criptográficos), o lo que algunos llaman minería de datos (haciendo alusión a la extracción de metales preciosos como el oro). Esta cualidad limitada, el respaldo de una comunidad cada vez más grande y la demanda creciente de esta moneda, han posibilitado que el bitcoin se posicione como una de las criptomonedas más exitosas.

La manera de obtener bitcoins puede darse mediante tres formas: cuando un experto informático resuelve un problema criptográfico en la comunidad virtual y así obtiene una recompensa en esa moneda; cuando se venden bienes y servicios en la comunidad que tiene bitcoins y que alguien esté dispuesto a pagar con esa moneda; y cuando se adquiere la moneda a través de la compra directa, es decir, si alguien tiene alrededor de 700 mil pesos, puede adquirir un bitcoin.

Existen empresas que se dedican a comprar o vender criptomonedas, aunque no todas son seguras. En las dos primeras formas de obtenerla, se necesita tener formación informática; en la tercera, basta con tener dinero y ser lo suficientemente cauteloso para no ser timado por estafadores, pues esta última forma se reduce a la simple compra y venta como si de cualquier otra divisa o mercancía se tratara.

Bitcoin es una moneda que surgió con la idea de descentralizar las operaciones monetarias; es decir, realizar operaciones fuera de la vigilancia y del cobro de impuestos de los bancos centrales. Un plus que a muchos encanta es que tiene dos cualidades: el anonimato del que paga y recibe bitcoins y, a la vez, el rastreo de cada uno de los movimientos de bitcoins desde su origen hasta su última transacción.

Estas características han logrado posicionar al bitcoin y darle credibilidad entre una comunidad cada vez más grande.

En 2014, un bitcoin valía 860 dólares (alrededor de 18 mil pesos) y el volumen de transacciones por día era de 22 millones 489 mil 400 dólares. En julio de 2021, el valor de un bitcoin asciende a 32 mil 917 dólares (alrededor de 700 mil pesos) y el volumen de las transacciones (compra y venta) es de 24 mil 73 millones 267 mil 400 dólares (éste es el equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) anual de El Salvador).

Pero ésta no es la única criptomoneda; además de ella, hasta el 12 de julio de 2021, existían 10 mil 861 con una capitalización de un billón 361 mil 428 millones 817 mil 93 dólares (equivalente al PIB anual de España 2020) y un volumen de transacciones por día de 62 mil 210 millones 245 mil 647 dólares (equivalentes a el PIB de Angola en 2020).

La progresiva credibilidad del bitcoin no es necesariamente buena, pues en su corta vida ha demostrado que su precio puede fluctuar abruptamente. Así, cuando Elon Musk vendió sus bitcoins, rápidamente disminuyó el precio de la moneda, porque los otros poseedores de la comunidad también decidieron deshacerse de ellas; es decir, inundaron el mercado con las ofertas de venta, lo que provocó que el precio disminuyera. Con el mismo personaje ocurrió lo contrario cuando decidió comprar bitcoins, los demás siguieron su ejemplo, demandaron la criptomoneda y el precio subió de forma exorbitante.

La fluctuación abrupta en el precio del bitcoin provoca que muchas personas pierdan dinero y unos cuantos, los que controlan la red de información, ganen lo que los demás pierden. En la ruleta rusa que significa comprar y vender bitcoins, el daño no se queda en la red virtual, pues sus tentáculos (que son la compra y venta de bitcoins de quienes no son expertos informáticos), de donde obtienen dinero contante y sonante, están absorbiendo riqueza de la economía real, es decir, de la riqueza que se produce en la fábrica y en el campo.

Puede afirmarse con certeza que el mecanismo de operación del bitcoin no es para nada inocente y que sus operaciones pueden ser catalogadas como especulativas en las prácticas financieras; pues, aunque es cierto que tiene algún grado de respaldo en la compra y venta de bienes reales, en la red de Internet, sus ganancias más significativas se obtienen con la fluctuación del precio en la moneda.

El dinero convencional, comparado con virtual, tiene funciones prácticamente iguales: ambos compran y venden, y miden el valor de las mercancías; pero en la forma de operación es donde radica el peligro del segundo: no tiene regulación, lo que lo lleva a que su precio sea fluctuante y su grado de especulación exorbitante. Lo grave de ello es que quienes obtienen ganancias de estas transacciones están perjudicando a las personas que tienen un vínculo con la economía real, es decir, los que invierten su dinero de ahorro pensando en que podrán hacerse millonarios sin saber que lo pueden perder todo.

La regulación de estas criptomonedas estarán reguladas bajo la figura de activos virtuales en caso de que la Iniciativa de Ley Fintech sea aprobada por el Congreso mexicano. Sólo podrán realizarse operaciones con aquellas criptomonedas autorizadas por el Banco de México (Banxico), de acuerdo con una serie de criterios establecidos en la regulación.

“Un activo virtual es una representación de valor registrada electrónicamente y utilizada entre el público como medio de pago para todo tipo de actos jurídicos y cuya transferencia únicamente puede llevarse a cabo a través de medios electrónicos”, según consta en el anteproyecto de ley Fintech, siendo esta la primera vez en el mundo que el bitcoin se reconoce como un medio de pago.

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