Dos rutas de la migración centroamericana

La corresponsal de El Universal en Chiapas, María de Jesús Peters, realiza un reportaje sobre una de las rutas que utilizan los migrantes centroamericanos que se adentren en México en búsqueda de llegar a Estados Unidos. (23.03.21)

 

Ella ha podido constatar cómo los migrantes centroamericanos cruzan diariamente de Guatemala a México en embarcaciones que atraviesan el río Usumacinta, frontera entre los dos países.

 

En Frontera Corazal, municipio de Ocosingo, a 165 kilómetros de la cabecera municipal de Palenque y a dos kilómetros de la zona arqueológica de Yachilán, se ve todos los días el arribo de migrantes. Me ha tocado presenciarlo.

 

En esta zona, dice la periodista, la presencia de la Guardia Nacional y personal del INE es escasa. Es una región donde los migrantes, que viajan por su cuenta, quieren permanecer invisibles. No quieren ser vistos.

 

Algunos, los menos, tienen ya contratos con polleros y son conducidos a casas de seguridad, para después seguir el tránsito por México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. El que puede paga la modalidad de “tres intentos”.

 

El contrato contempla que en caso de ser devueltos por la migra mexicana o estadounidense hay otros dos intentos más, por el mismo pago. He podido platicar con migrantes que han contratado esa modalidad. Se las han cumplido.

 

Los que viajan por su cuenta, que son los más, caminan a un lado de la carretera hacia Palenque y desde ahí, después de descansar unos días en el albergue tatic Samuel Ruiz, toman rutas distintas, para cruzar el territorio mexicano.

  

De Frontera Corazal a Palenque son siete días de camino. En el trayecto gente de las comunidades, de manera solidaria, les dan agua y comida.

 

La periodista describe también la ruta que siguen los migrantes centroamericanos que cruzan la frontera por El Naranjo, Guatemala y El Ceibo, México. De ahí se dirigen a Tenosique, a 64 kilómetros, al que llegan después de una caminata de cuatro o cinco días.

 

Aquí descansan en el albergue La 72, para después de unos días seguir hacia Palenque. Y de aquí, los migrantes toman rutas distintas camino a Estados Unidos. La más común sobre la línea de la costa cruzando Veracruz y Tamaulipas, para llegar a la frontera.

 

Para los migrantes el paso por Tamaulipas ha sido muy complicado y peligroso por la presencia del narco. Se conocen sucesos dramáticos como la matanza de San Fernando, pero hay eventos de otra dimensión todos los días.

 

Pese a la política antimigrante del gobierno mexicano y la presencia, en la frontera sur y norte, del personal del INM y de la Guardia Nacional, para contener a los migrantes centroamericanos esto siguen y seguirán caminando por México en su objetivo último de llegar a Estados Unidos.

 

Vivir en un barrio marginal de San Pedro Sula o San Salvador bajo control de las maras no puede ser peor que la travesía hacia lo que se ve puede ser algo mejor. En esos lugares se sabe cuál es el presente. Valen todos los riesgos, para abrirse a la posibilidad de un futuro distinto, aunque no sea seguro.

 

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