El efecto Tetris ¿Qué es y en qué consiste?

El efecto Tetris toma su nombre del conocido juego cuyo objetivo es colocar distintas figuras formadas por cuatro cubos de tal forma que no queden huecos entre ellas. Se trata de uno de los videojuegos más adictivos de todos los tiempos; personas de todas las edades le han dedicado cientos de horas. Y, según algunos estudios, esto habría podido incluso modificar sus mentes.

El Tetris ha sido uno de los videojuegos más investigados de la historia por la psicología. La manera en la que está diseñado nos ha permitido conocer más sobre algunos tipos de memoria, sobre la atención y sobre el procesamiento de la información. Pero, sin duda, uno de sus efectos más interesantes es el que produce sobre la manera en la que percibimos el mundo.

¿En qué consiste el efecto Tetris?

Diversas investigaciones han mostrado que jugar al Tetris durante tiempos prolongados puede modificar nuestros pensamientos, imágenes mentales y sueños. Las personas que le dedicaban largo tiempo a esta actividad eran el centro de su influencia. Así, muchos acababan percibiendo el mundo de forma parecida al videojuego.

Así, los asiduos jugadores del Tetris se sorprendían a sí mismos preguntándose de que forma encajar diferentes objetos del mundo real. Por ejemplo, buscaban formas de ordenar mejor las estanterías de los supermercados o trataban de visualizar cómo cuadrarían distintos edificios si pudieran juntarlos. Por si fuera poco, en ocasiones tenían alucinaciones en las que veían formas imaginarias cayendo del cielo.

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Para otros, el efecto Tetris provocaba que viesen estas piezas en sueños o incluso, al cerrar los ojos, en forma de imágenes hipnagógicas. Ninguno de estos síntomas causaba problemas a los afectados. Sin embargo, lo mas relevante para los investigadores era la manera en la que un simple juego puede cambiar nuestra percepción.

¿Por qué se produce este efecto?

Para algunos psicólogos, el efecto Tetris no es más que una cuestión de hábito. Algunos jugadores podían dedicarle demasiadas horas a este pasatiempo. Por lo tanto, su mente se habría acostumbrado a ver el mundo en forma de figuras que se pueden encajar. En este sentido, no se trataría nada más que de un tipo especial de memoria procedimental.

Por otra parte, varios estudios que utilizaron resonancias magnéticas para escanear el cerebro encontraron que el Tetris tiene un efecto directo sobre la configuración de este órgano. Así, por ejemplo, un experimento realizado en 1994 por Okagaki y Frensch mostró que jugar a 12 sesiones de 30 minutos cada una podía hacer más densa la materia gris cerebral.

Este componente del cerebro está directamente relacionado con la inteligencia, la flexibilidad cognitiva y otra serie de capacidades. Por ello, se llegó a la conclusión de que jugar al Tetris podría ayudar a mejorar nuestras habilidades mentales. En este sentido, el Efecto Tetris sería algo muy positivo para las personas que están bajo su influencia.

La huella que la personalidad deja en nuestro cerebro

Otras formas en las que se presenta el efecto Tetris

Aunque jugar Tetris puede modificar la manera en que pensamos y percibimos el mundo no es la unica actividad que es capas de alterar nuestra forma de procesar la información.

De esta forma, algunas actividades como resolver un cubo de Rubik a toda velocidad (algo conocido como speedcubing) o emplear lenguajes de programación pueden modificar nuestra percepción visual o la manera en la que empleamos la lógica, respectivamente. Lo mismo ocurre con las matemáticas: a nivel avanzado, pueden cambiar la forma de entender la realidad de los que la estudian.

Este efecto no solo involucra al pensamiento o la vista, si no que igualmente pueden ser afectados otros sentidos. Así, el fenómeno conocido como “piernas marinas” (la sensación de que todo se balancea al llegar a tierra firme después de un viaje en barco ) sería también un tipo de Efecto Tetris. Lo cierto es que la investigación sobre este tema no ha hecho más que comenzar. Sin embargo, el descubrimiento de este efecto nos da una idea sobre el verdadero potencial de nuestro cerebro.

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