A dos años, lo positivo de López Obrador

 

 

Desde la construcción de la paz en México al final de su revolución “social” de 1910-1917, la polaridad del pueblo de México no se había acrecentado tanto, hasta hoy. Dos bandos bien establecidos en los que los pro dictadores en contra de los que no lo eran, que se encontraron en un punto de inflexión que llegó a las armas y el fratricidio, terminaron provocando una carnicería que terminó en una constitución política de avanzada que, después de 110 años no se ha hecho realidad en sus aspiraciones.

A dos años de la llegada del presidente López Obrador, nos encontramos a un tercio de su sexenio y con una población mexicana dividida. El debate “obradoristas” vs “antiobradoristas” que se confrontan en las redes sociales de una manera radical, está terminando por rallar en la intolerancia y la violencia.

En economía, no podemos decir que el país va bien con un 2019 y un 2020 en decrecimiento. Pemex, aeropuerto de la ciudad de México, y obras faraónicas que quizá podrían posponerse, son ejemplos de la apuesta del Gobierno de López Obrador para enderezar el barco económico, golpeado entre otras cosas por la pandemia. López Obrador candidato prometió un crecimiento del 6% anual, López Obrador electo prometió un crecimiento del 4% anual, y, López Obrador presidente dice que lo importante es el bienestar.

En empleo, se han perdido en el año 2020 más de 150 mil empleos formales de acuerdo con datos del INEGI.

En materia de seguridad tampoco los números son positivos, tan es así que el mismo presidente lo dijo en su informe de gobierno en el pasado septiembre cuando señaló que en la materia aún hay una cuenta pendiente por saldar.

En materia de corrupción, la bandera más poderosa del discurso del candidato López Obrador, no cuenta con un avance sustancial pues a la fecha no se cuenta con ningún funcionario o exfuncionario sentenciado por motivo de actos de corrupción. Además, más del 70% de los contratos públicos han sido adjudicados de manera directa, esto es, que se han asignado de manera discrecional que no garantiza que hayan sido otorgados por méritos propios y bajo los criterios del artículo 134 de la Constitución.

Pero al mirar los datos duros de la presente administración no me queda más que señalar, por optimismo, las cosas positivas del gobierno actual.

El presidente, de acuerdo con diversas encuestas cuenta con la aprobación de más del 50 % de la población y eso es una señal de que la percepción de la población interpreta que el presidente algo está haciendo bien.

Los símbolos, el presidente López Obrador está intentando crear un imaginario colectivo distinto que pretende acabar con varios males históricos de México: el clasismo, la desigualdad, el tráfico de influencias etc.

Lo más relevante es que el presidente a través de sus mañaneras, su discurso está permeando en algunos grupos de mexicanos que consideran que tener un gobierno que prioriza a los pobres y que les ayuda con transferencias, es un buen gobierno. Y que tener un gobierno austero significa que de verdad se está haciendo algo por cuidar el dinero del país, y cerraría con lo más relevante de su discurso:  los enemigos de México, la mafia del poder, están derrotados.  ¿Será?

Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez

Abogado- Derecho Internacional

@cgonblanc

 

 

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