Lecciones del Japón

Japón es un país con una alta concentración poblacional. Tiene una cantidad de habitantes muy similar a la de México en un espacio territorial cinco veces menor. Además, su proporción de adultos mayores es de las más altas en el mundo, así como la de fumadores activos, que ocupa el nada honroso segundo sitio internacional. Esto, además de su vecindad con China, pronosticaría un desenlace terrible con respecto a la pandemia del Covid-19.

Sin embargo, Japón ha resistido de manera estoica su embate. Se han diagnosticado menos contagios que en México y la letalidad es cuatro veces inferior a la nuestra. ¿Cuál es la razón por la que han podido sortear de una manera más exitosa la crisis sanitaria? Quizá entender la experiencia nipona nos sirva para tomar acciones.

Para el caso de lo reducido de su mortandad, de seguro juegan factores culturales e históricos. Japón es un país que siempre ha vivido asediado. Los frecuentes fenómenos naturales, como tsunamis y temblores, y los enfrentamientos bélicos de gran envergadura, como las dos grandes guerras, han obligado a que el país cuente con una gran infraestructura sanitaria, una destacable capacidad de reacción y una arraigada cultura de prevención.

Desde los cuidados que observan al momento de toser o estornudar, muy diferentes a los realizados por los occidentales quienes a penas estamos tomando conciencia al respecto, hasta el hábito de usar cubrebocas al menor síntoma de enfermedad para no poner en riesgo a los demás, son muestras de la forma de vida colectivista que rige su sociedad.

Para el caso de lo reducido de los contagios, mucho tienen que ver los factores laborales y sociales. La mayor parte de las empresas son altamente automatizadas, por lo que la densidad poblacional en las fábricas y los contactos humanos tienden a ser muy bajos. Además, el no invadir el espacio vital de las otras personas es una forma de mostrar respeto, por lo que se saluda con una reverencia y no con abrazos ni besos. También, la costumbre de quitarse los zapatos antes de entrar a sus casas, templos y escuelas, como medida higiénica y de comodidad, ha ayudado a dejar el virus en la calle.

Como vemos, existen razones coyunturales y de fondo. Pero el principal factor gira en torno a su cultura colectiva. Son legendarios sus kamikazes y sus samuráis, cuya característica en común consistía en dar la propia vida en beneficio de los demás.

Creo que precisamente ese será uno de los beneficios que nos dejará la pandemia a las sociedades occidentales: tenderemos a ser más colectivistas que individualistas. En la medida que aceleremos ese proceso de transformación podremos salir más rápido de la crisis sanitaria.

@enriquemym

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