La inteligencia y la salud en 2050

Investigadores del proyecto BRAIN, que trabajan en descifrar el código cerebral, aseguran que en 30 años la técnica va a permitir analizar la actividad cerebral e incluso manipularla, para controlar su actividad.

Eso va a permitir ayudar a las personas con problemas mentales, neurológicos y cerebrales, pero también va a ser posible intervenir y alterar el cerebro de personas sanas.

La Universidad de Berkley trabaja en un proyecto cuya tecnología permitiría editar el genoma de muchos seres vivos, incluido los humanos. Así, será posible que nazcan bebés genéticamente modificados que podrán tener una determinada altura o capacidad visual, entre otras cosas.

En la Universidad de Harvard se trabaja en una tecnología que se propone la creación de enzimas que permiten modificar la estructura del genoma, para producir menos errores. El propósito es crear en plantas y animales inmunidad a todos los virus conocidos.

Las nuevas tecnologías plantean problemas éticos antes desconocidos. Se deben diseñar normas que beneficien al conjunto de la humanidad y no solo a unos cuantos.

Y también evitar que éstos y otros avances tecnológicos (robótica, inteligencia artificial…) conduzcan necesariamente a que se profundice la desigualdad entre los países ricos y pobres.

Ahora, la innovación incrementa la desigualdad de los ingresos, lo que hace en el actual modelo, que en las sociedades más desiguales ésta crezca. Y que éstas, por lo mismo, se resistan a la innovación y los cambios, lo que a su vez genera mayores desigualdades.
Para romper ese círculo vicioso es necesario fomentar la educación de calidad y garantizar el acceso a esas tecnologías. Y también romper la estructura salarial que solo beneficia a los especialistas en tecnología en detrimento de lo que ganan otros empleados.

Con relación a 2010, en 2050 el número de personas mayores va a crecer en 250 por ciento en los países menos desarrollados. Las enfermedades serán las mismas que las que ahora existen en las naciones desarrolladas.

Esto, a su vez, va a provocar nuevas realidades en los temas relacionados con la salud y la maternidad. Ser madre a los 60 años no va ser algo excepcional. El tratamiento del cáncer será personalizado en función del genoma de cada persona.

Dentro de 30 años habrá tres veces más casos de alzhéimer que en la actualidad. La investigación seguramente va a producir nuevas alternativas médicas, para hacerle frente a esta enfermedad.

Los especialistas son optimistas sobre el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Piensan que el conocernos mejor, el saber con mayor profundidad cómo funcionamos, va a llevar a las personas a respetarse más. La inteligencia está asociada a menos conflictos. (Con información de Nuño Domínguez, El País, Domingo, 12.11.17)

Twitter: @RubenAguilar

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