Soberanía al límite

Por:  Liébano Záenz

Es propio de la condición humana asumirse en condiciones de normalidad. Sin embargo, el cambio ha sido el signo de esta generación. Ocurre en todos los sectores, lo mismo en la tecnología que en la cultura, la política y la economía. El recetario del pasado con frecuencia se vuelve disfuncional para entender el presente y actuar en consecuencia. Sin embargo, hay constantes como la unidad nacional, que no se pueden despreciar a partir de los escenarios extremos que el futuro plantea.

En el día a día, preocupa más la política y economía. Ambas nos remiten a la globalización y a la relación con EU, el país más poderoso del orbe, principal mercado nuestro y con quien compartimos una muy extensa y porosa frontera. Con el arribo de Donald Trump, el mundo está en un proceso de reacomodo confuso e impredecible. Eso debe ser motivo suficiente para adquirir conciencia de los riesgos que tenemos como nación.

En este espacio he reiterado la necesidad de la unidad nacional como premisa para enfrentar las amenazas y eventualmente las acciones que pudieran afectar no sólo nuestra relación comercial sino la soberanía nacional. El enemigo al interior del país está bien plantado y ubicado: es el crimen organizado; no es la oposición, la disidencia o la opinión crítica o independiente. Cerrar filas ante la amenaza nos convoca a todos con urgencia.

Los acontecimientos de los últimos días generan una justificada preocupación sobre lo que podría ocurrir con la economía y la seguridad. Enfrentamos hechos inéditos con implicaciones serias, agravados por la deficiente e insuficiente comunicación de las autoridades norteamericanas con las mexicanas, actitudes que implican, más allá del discurso formal de la buena relación, un cierto nivel de desconfianza o peor, de desdén.

Hemos llegado al punto en el que lo que debe ocuparnos es la soberanía. Éste no es un concepto abstracto, sino que remite a una realidad específica y atañe a todos valorarla y defenderla. Es impostergable que la presidenta Claudia Sheinbaum haga una convocatoria amplia a la unión, un concepto que apela al sentimiento de cuerpo nacional y que resultará más efectiva que cualquier respaldo partidista, para velar por los intereses de México.
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