Donald Trump, presidente de Estados Unidos, declaró este viernes que es improbable una nueva pausa arancelaria al concluir el actual período de 90 días de negociaciones comerciales. En su mensaje, advirtió que China deberá ofrecer algo “sustancial” si espera una reducción en los gravámenes que afectan sus exportaciones.
Trump mantiene firme su estrategia comercial
A bordo del Air Force One, mientras se dirigía a Roma para asistir al funeral del papa Francisco, Trump subrayó que su gobierno continuará imponiendo tarifas razonables en defensa de los intereses económicos de Estados Unidos. “Tendremos acuerdos, pero si no, simplemente aplicaremos las tarifas, que serán muy razonables, y ese será el final del asunto”, expresó.
Estas declaraciones reafirman la postura del mandatario, quien había dado marcha atrás en su ofensiva comercial el pasado 9 de abril al anunciar una tregua de 90 días para la mayoría de los aranceles anunciados a principios de mes. Sin embargo, China fue excluida de este beneficio, elevándose sus aranceles hasta un 145%, una cifra histórica en la guerra comercial entre ambas potencias.
Impacto en los mercados financieros
La tregua parcial y las expectativas de una solución diplomática al conflicto comercial han tenido un efecto positivo en los mercados bursátiles. En las últimas dos semanas, los principales índices de Wall Street han mostrado un notable repunte:
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Nasdaq: +6.73% semanal
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S&P 500: +4.59% semanal
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Dow Jones: +2.48% semanal
Este optimismo moderado ha servido para contrarrestar las preocupaciones sobre una posible recesión, que en días recientes había generado caídas generalizadas en las bolsas de valores.
Un cambio de paradigma comercial
Trump defendió su estrategia argumentando que durante años Estados Unidos ha registrado enormes pérdidas diarias debido a acuerdos comerciales desventajosos. “Hemos perdido millones de dólares al día durante años. Vamos a cambiar eso. Ahora vamos a ganar millones de dólares al día, porque lo anterior no era sostenible”, afirmó.
El presidente dejó claro que no reducirá los aranceles aplicados a China a menos que Pekín realice concesiones significativas, especialmente en materia de apertura comercial y reciprocidad.
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