En la Universidad de California en Los Ángeles, químicos orgánicos crearon la primer versión sintética una molécula descubierta en una esponja marina, conocida como ‘Lissodendoryx florida’, que podría tener beneficios terapéuticos para la enfermedad de Parkinson y trastornos similares.
La molécula, conocida como ácido lisodendórico A, parece contrarrestar otras moléculas que pueden dañar el ADN, el ARN y las proteínas e incluso destruir células enteras, según su estudio, publicado en la revista científica ‘Science’.
El equipo de investigación utilizó un compuesto inusual y poco conocido llamado aleno cíclico para controlar un paso crucial en la cadena de reacciones químicas necesarias para producir una versión utilizable de la molécula en el laboratorio. Este avance podría resultar ventajoso en el desarrollo de otras moléculas complejas para la investigación farmacéutica.
“La inmensa mayoría de los medicamentos actuales se fabrican mediante química orgánica sintética, y una de nuestras funciones en el mundo académico es establecer nuevas reacciones químicas que puedan utilizarse para desarrollar rápidamente medicamentos y moléculas con estructuras químicas complejas que beneficien al mundo”, ha comentado Neil Garg, autor correspondiente del estudio.
Para hacer frente a este reto y producir de forma rápida y eficaz sólo el enantiómero del ácido lisodendórico A que se encuentra casi exclusivamente en la naturaleza, Garg y su equipo emplearon alenos cíclicos como intermedio en su proceso de reacción de 12 pasos. Descubiertos por primera vez en la década de 1960, estos compuestos altamente reactivos nunca antes se habían utilizado para fabricar moléculas de tal complejidad.
“Los alenos cíclicos han caído en el olvido desde su descubrimiento hace más de medio siglo. Esto se debe a que tienen estructuras químicas únicas y sólo existen durante una fracción de segundo cuando se generan”, ha explicado Garg.
El equipo descubrió que podía aprovechar las cualidades únicas de los compuestos para generar una versión quiral concreta de los alenos cíclicos, lo que a su vez dio lugar a reacciones químicas que finalmente produjeron el enantiómero deseado de la molécula A del ácido lisodendórico casi exclusivamente.
“Desafiando el pensamiento convencional, ahora hemos aprendido a fabricar alenos cíclicos y a utilizarlos para fabricar moléculas complicadas como el ácido lisodendórico A. Esperamos que otros también puedan utilizar los alenos cíclicos para fabricar nuevos medicamentos”, ha remachado Garg.
Si bien este estudio representa una gran oportunidad para todas aquellas personas que sufren de parkinson, y que podría contrarrestar sus malestares o en su defecto deducir el que esta enfermedad se desarrolle a cierta edad de nuestras vidas.
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