Ricardo Nahúm De La Puente Navarrete
Convengamos algo: históricamente las sociedades occidentales, desde el siglo XIX, han buscado avanzar por la vía democrática, haciendo que el voto sea sinónimo de civilización. México no ha sido la excepción y adoptó el voto no sólo para modificar a sus autoridades, sino también para mandar mensajes claros y fuertes a la clase gobernante y al mundo entero.
Si bien es verdad nunca creí que el simple hecho de “sacar al PRI de los Pinos” sería la llave mágica para llegar a la democracia, es verdad que la alternancia del 2000 fue un gran paso para establecer que la pluralidad existente en nuestro país ya no cabía en un solo partido y que aquel México donde decidía un solo hombre era anacrónico e indeseable.
En 2012, una sociedad frustrada con los logros de la democracia mexicana salió a votar por una propuesta que vaticinaba la posibilidad de acuerdos que generaran una democracia de resultados ante un México claramente estancado. El Pacto por México logró plantear y atacar varios problemas de nuestro sistema, sin embargo, la falta de comunicación pertinente de lo que esto significaba y los múltiples escándalos de corrupción generaron más hartazgo y enojo.
En 2018 el mensaje fue claro: “Atiéndase con mayor fuerza la pobreza, la exclusión, la corrupción y la desigualdad”. Ya todos saben esta historia, un líder social, tres veces candidato usufructuó ese hartazgo y enojo sembrado por años y logró una votación histórica. En la noche de su victoria existía gran esperanza, pues el mensaje de poner en el centro a los más desposeídos y atacar de frente a la corrupción y a los corruptos sería una realidad. No sucedió así.
Hoy, días antes de la elección intermedia donde se renovará a la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, congresos locales y miles de ayuntamientos, es importante preguntarnos qué mensaje dará nuestro voto del domingo 06 de junio.
Las elecciones intermedias son usualmente “plebiscitos” sobre el gobierno en funciones; hoy no será la excepción.
¿Qué se decide? A mi parecer es resolver si se regresa o no a un sistema político autoritario, vertical y excluyente, en donde regía un hombre y un partido hegemónico. Nos encontramos en una encrucijada; y seré claro: o se vota por el regreso al caudillismo o a un sistema con frenos y contrapesos donde se respete a las minorías que no concuerdan con el pensamiento dominante.
Así pues, la pregunta no es por quién votar, sino qué mensaje mandarás al votar. Esto requiere de una amplia reflexión, sobre todo de lo que se desea.
Al margen de tu preferencia, ve a las urnas el próximo domingo teniendo algo muy claro: el resultado electoral influirá en el curso del país en los próximos años y quizás en décadas.
Llegó la hora de decidir y la Democracia está en juego.
*El autor es Politólogo (UAEMéx), Maestro en Gobierno y Políticas Públicas (UP), y cuenta con estudios de Doctorado en Administración Pública (Anáhuac). Es Presidente de “Liderazgo Joven Valle de Toluca A.C.” y Director General de Ventum Consultores.
Todos los miércoles a las 19:00 horas conduce el programa “Ahora, México” que se transmite por Cadena Radio de Cadena Política.
Tw: @RICARDONAHUM
IG: ricardonahum
FB: ricardonahum1