La pandemia ocasionó cambios de hábitos en la rutina de los más jóvenes que tendrá un impacto complejo cuando se vuelva a la “vieja normalidad”
A más de un año de que empezó esta pandemia, se puede observar que principalmente los niños cada vez más van hacia una vida más digital. Cuando se produjo el brote, muchos relajaron las restricciones en las pantallas como una forma provisional de mantener entretenidos y comprometidos a los niños.
“Bajo la sombra del COVID-19, la vida de millones de niños y jóvenes ha quedado limitada a sus hogares y sus pantallas. Para muchos, internet se convirtió rápidamente en la única forma de jugar, socializar y aprender”. Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Lo que observa UNICEF es que si bien la tecnología y las soluciones digitales ofrecen oportunidades considerables para que los niños sigan estudiando y se mantengan entretenidos y conectados, estas mismas herramientas pueden aumentar su exposición a numerosos riesgos.
El cierre de las escuelas, el distanciamiento físico, la disminución de los servicios disponibles y la creciente presión que soportan las familias vulnerables han alterado y reducido algunas de las medidas de protección.
La salud física y emocional de los niños es cada vez más preocupante, y existen pruebas que sugieren que pasar más tiempo en internet conlleva realizar menos actividades al aire libre, reduce la calidad del sueño, aumenta los síntomas de ansiedad y fomenta hábitos de alimentación poco saludables.
Un estudio revelo que el uso de dispositivos por parte de jóvenes de 4 a 15 años destinan su tiempo ante las pantallas. Los resultados advirtieron un incremento del 45% del tiempo que los menores pasan con las aplicaciones de juegos.