La juventud en México enfrenta en 2025 una combinación de desafíos emocionales, sociales y económicos que ha llevado a un aumento en la ansiedad, depresión y sensación de frustración. Estudios recientes muestran que los jóvenes de entre 12 y 24 años presentan niveles elevados de insomnio, estrés y síntomas de depresión, consecuencia de factores como la sobreexposición a redes sociales, la falta de oportunidades laborales y la presión social.
Exposición a smartphones
El uso masivo de smartphones y plataformas digitales ha modificado la forma en que los jóvenes se relacionan, fomentando la comparación constante y la búsqueda de validación externa. Esta dinámica puede generar estrés y sensación de insuficiencia, afectando su bienestar emocional. Asimismo, comunidades en línea con discursos extremos, como los llamados “incel”, han impactado a jóvenes vulnerables, promoviendo aislamiento social y pensamientos negativos.
En el ámbito laboral, a pesar de que México reporta una de las tasas de desempleo más bajas de la OCDE, los jóvenes son los más afectados por empleos informales y precarios. La tasa de desempleo juvenil es del 5%, superior al promedio nacional, y gran parte de quienes trabajan no cuenta con seguridad social ni contratos formales. Programas como “Jóvenes Construyendo el Futuro” han apoyado a algunos beneficiarios con su primera experiencia laboral, pero muchos siguen enfrentando barreras para integrarse al mercado formal.
Respuestas
Ante este panorama, las autoridades han implementado políticas y plataformas para mejorar la inserción laboral y apoyar la salud mental de los jóvenes. Iniciativas como “Emplea+” conectan a jóvenes con oportunidades de empleo formal, mientras que organizaciones promueven programas de bienestar emocional, asesoría psicológica y desarrollo de habilidades sociales. Estas medidas buscan ofrecer soluciones integrales que atiendan tanto la dimensión económica como la emocional de la juventud.
En resumen, la crisis juvenil en México 2025 no solo se refleja en cifras de desempleo o enfermedades mentales, sino también en la percepción de incertidumbre y desmotivación de los jóvenes. La combinación de desafíos emocionales, presión social y precariedad laboral requiere la cooperación de gobierno, sociedad e instituciones educativas para generar entornos que promuevan estabilidad, bienestar y oportunidades reales para esta generación.

