11 aniversario

Glorieta de las Mujeres que Luchan: cuatro años de memoria, resistencia y lucha feminista

En octubre de 2025, la Glorieta de las Mujeres que Luchan celebra su cuarto aniversario como voz, memoria y resistencia frente a la violencia machista. Desde que un colectivo feminista intervino el pedestal del monumento a Cristóbal Colón en septiembre de 2021 y lo resignificó como antimonumento, ese espacio en Paseo de la Reforma se ha convertido en símbolo urbano de denuncias, homenaje y persistencia.

 

Origen del antimonumento

El 25 de septiembre de 2021, activistas feministas cruzaron las vallas del monumento a Colón e instalaron una figura de madera morada con el puño en alto, denominada “Antimonumenta Vivas Nos Queremos”. Con ello reinterpretaron el espacio como un lugar dedicado a mujeres víctimas de violencia, feminicidio o desaparición.

Durante meses, colectivos exigieron que se respetara ese símbolo. En 2023, la entonces jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum anunció que la glorieta conservaría tanto la escultura feminista como una réplica de La Joven de Amajac, mientras que la figura de Colón sería reubicada al Museo Nacional del Virreinato.

Años después, dicha decisión se concretó: el espacio pasó a funcionar oficialmente como memorial feminista, con representaciones artísticas, murales, nombres de víctimas y elementos simbólicos.

 

Un lugar de memoria y denuncias

El 4 de octubre de 2025, decenas de mujeres —madres, hermanas, activistas— se congregaron en la glorieta para rendir homenaje: colocaron flores, mantas y nombres pintados, mientras entonaban consignas de justicia.

Para quienes sostienen el espacio, no es solo un lugar simbólico: es un sitio vivo de exigencia. “Queremos mantener vigente la memoria de mujeres que no tuvieron voz”, dijo Jacqueline Palmeros, miembro del colectivo Una luz en el camino, que busca a su hija desaparecida.

Colectivas recordaron el caso de Fernanda Sánchez Velarde, feminicidio ocurrido en 2014. Su madre colocó una nueva placa alrededor de un jardín de rosas que vigilantes del espacio cuidan con esmero.

 

Desafíos y amenazas al espacio

Desde su instalación, la glorieta ha enfrentado intentos de vandalismo, retiradas de elementos simbólicos y propuestas de remoción. Activistas han denunciado que hay quienes pretenden desmantelar la memoria contenida allí.

Colectivos han sostenido acampadas y vigilancia para impedir intervenciones oficiales que modifiquen el espacio sin consenso. En 2022, se vivió un enfrentamiento simbólico cuando se anunció el posible reemplazo o reubicación del antimonumento feminista.

 

Expansión simbólica nacional

La Glorieta trascendió su ubicación física. En varios estados de México aparecen espacios inspirados en ella, con instalaciones similares que honran luchas locales de mujeres desaparecidas, asesinadas o desplazadas. La etiqueta #GlorietaDeLasMujeresQueLuchan se ha viralizado en redes cada aniversario como muestra de que el símbolo vive también en lo digital.

 

¿Por qué sigue vigente?

A cuatro años de su creación, la glorieta no es solo un monumento: es herida abierta, memoria colectiva y trinchera de resistencia feminista. Las mujeres que integran las colectivas afirman que cada nombre, flor o mural representa una vida, una lucha y una exigencia: verdad, justicia y no repetición.

Como dijeron las manifestantes en el aniversario: “este lugar es nuestro altar, refugio y trinchera”. Cuatro años después, la Glorieta de las Mujeres que Luchan sigue siendo una de las plazas simbólicas fundamentales del feminismo urbano en México.

 


 

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