Cómo se decidió que enero fuera el primer mes del año

El calendario que marca a enero como el primer mes proviene de los romanos. Para los antiguos romanos, enero era importante porque era el mes consagrado al dios Jano (de ahí Ianuarius, que significa enero en latín).
En la mitología romana, Jano es el dios de dos caras, de los comienzos y los finales, de las transiciones.


“Está asociado con mirar tanto hacia adelante como hacia atrás”, explica Diana Spencer, profesora de la Universidad de Birmingham, en Inglaterra. “Así que si hay un momento en el año que se debe decidir ‘este es el momento cuando empezamos de nuevo’. Es lógico que sea este”.


Julio César impuso el nuevo calendario, designando enero, en honor al dios Janus, como el primer mes del año.


Durante el Medioevo, la Iglesia Católica prefirió marcar el año nuevo el 25 de marzo, Día de la Anunciación. Pero en el Medioevo, tras la caída de Roma, el cristianismo se había impuesto firmemente y el 1 de enero era considerado una fecha demasiado pagana.

Muchos países donde dominaba el cristianismo querían que el año nuevo se marcara el 25 de marzo, que conmemora cuando el arcángel Gabriel se le aparece a la Virgen María. “Aunque la Navidad es cuando Cristo nació, la Anunciación es cuando se le revela a María que va a dar a luz a una nueva encarnación de Dios”, le dice Spencer a la BBC. “Ese es el momento en el que empieza la historia de Cristo, así que tiene mucho sentido que el año nuevo empiece ahí”.


En el siglo XVI, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, y el 1 de enero fue restablecido como año nuevo en los países católicos