DOS MINUTOS PARA EL ALMA

Por: El Sacerdote Daniel Valdez García

 

 

En este domingo, normalmente la primera lectura nos prepara para el evangelio. El profeta Zacarías nos habla del rey humilde y sencillo montado en un pollino. Jesús, pequeño y sencillo, vino a salvar a los pecadores y a sanar a los enfermos.

El pasaje del evangelio tiene dos partes. La primera es una bella oración de Jesús que agradece a su Padre el darse a conocer a los pequeños y sencillos. Puesto que los poderosos y los que se creían sabios lo rechazaron al igual que enfermos y pecadores que no creyeron y no fueron perdonados ni sanados. Por ejemplo, los que cuidaban cerdos cuando los demonios entraron en ellos y se precipitaron al abismo, la gente le pidió a Jesús irse (Mateo 8, 28-34). Los sacerdotes tuvieron envidia a Jesús porque lo seguía mucha gente y prefirieron darle muerte. Dice el apóstol Santiago que hasta el demonio creen y tiemblan (2, 19), pero no le cree a Jesús.

La segunda parte habla de ir a Jesús para descansar y nos ayude con nuestras cargas, él es pequeño y humilde de corazón. ¡Cuántas cosas nos agobian en la vida, incluidas las noticias crueles y sangrientas en nuestro entorno! No nos acostumbremos al mal bajo ninguna forma.

Platicaba con unas personas de Zitácuaro, Mich., y me dijeron que allá había todo lo que ahora se vive en Toluca y zona conurbada. Y le pregunté: ¿Cómo se acabó eso?, y me dijo: “No, sigue, y ya nos acostumbramos”. Por eso insisto, Jesús no vino a quitarnos la carga de la Cruz sino que el viene a ayudarnos: «su yugo es llevadero y su carga ligera». No al mal bajo ninguna forma, no se acostumbren a ningún tipo de mal.