¿Conocías el caso del “vampiro” de perros?

Un día, el empleado de la incineradora del pueblo toledano de Yuncos se cansó de ver tantos perros muertos en bolsas de basura. Y habló. ¿De dónde sacaba el mismo hombre tal cantidad de animales que quemar cada 15 días? Las alarmas saltaron y los ojos se posaron en lo que Luis Miguel V. F. había ocultado con maestría durante casi 20 años. Dirigía un banco de sangre de animales sin tener titulación y drenando presuntamente a los ejemplares hasta matarlos. La Fiscalía y el Seprona sostienen que estas muertes tan “crueles” sucedían en su finca de Humanes (Madrid), esa de la que salían regularmente las bolsas con cadáveres de cuatro patas y de la que los agentes rescataron hace 15 días a 257 perros y gatos.

El mercado de la sangre de animales es pequeño y, al parecer, lucrativo. En el caso de perros y gatos, no existen bancos públicos como los de los humanos, así que son un puñado de empresas privadas las que se encargan de recolectar los fluidos y venderlos a clínicas veterinarias. De esto se aprovechó el investigado para construir su pequeño imperio de sangre, en el que con los años llegó a acumular decenas de clientes nacionales e internacionales. La Guardia Civil cree que al menos 500 ejemplares podrían haber muerto en las instalaciones del supuesto farsante que dirigía el Centro de Transfusión Veterinario, como se llamaba su empresa.

Los agentes calculan el beneficio económico del investigado en no menos de un millón de euros desde que comenzó con esta actividad en 2006. “Todavía hay muchos interrogantes abiertos. Se está investigando si extrajo sangre de animales enfermos y el número exacto de ejemplares que pudieron morir así”, indican fuentes del instituto armado. La investigación ha logrado probar que, entre abril y mayo, murieron drenados unos 60 animales, sobre todo perros y gatos. Los galgos eran el botín más codiciado por la utilidad de su sangre y porque es común que algunos dueños se deshagan de ellos al acabar la temporada de caza.

Muchos de los animales que llegaban a esta finca eran entregados por estos propietarios que ya no querían o podían tenerlos, y por asociaciones que buscaban un lugar en el que dejarlos temporalmente. “Era muy conocido en el mundillo y para algunos era una especie de protectora”, inciden desde la Guardia Civil. Las pesquisas también tendrán que determinar si hay más personas involucradas en los delitos de los que se le acusan y cómo obtenía los medicamentos necesarios para el proceso. También falta por determinar qué vacíos normativos o de control aprovechó para ejercer esta profesión durante casi 20 años y lograr semejante fama en el sector.

En su web, Luis Miguel especificaba que llevaba en el negocio desde 2006 y que tenía decenas de clientes nacionales e internacionales. “Actualmente disponemos permanentemente en stock de hemocomponentes de PERRO, GATO y CONEJO y si hiciera falta disponemos de la posibilidad de donantes de CABALLO (sic)”, rezaba su presentación. En una de las pestañas había numerosos enlaces a ponencias y charlas que supuestamente había dado en congresos especializados, así como estudios científicos sobre fluidos animales. En otro de los apartados, aparecía la interminable lista de clínicas a las que había suministrado productos. Esa web se vació de contenido minutos después de la llamada de este medio al empresario para recabar su versión de la historia. “No voy a decir nada, es un proceso abierto”, dijo antes de colgar. En su declaración ante el juez, se acogió a su derecho a no declarar. En la operación se detuvo también al empleado de la finca, un ciudadano marroquí del que los investigadores sospechan que le ayudaba en sus actividades.

 

Con información del País.