El próximo 28 de junio en Colombia se presenta el Informe Final de la Comisión de la Verdad. La investigación da respuesta a lo que ocurrió en la guerra, entre el gobierno y la guerrilla, y hace evidente cómo y por qué se mataron a cientos de miles de personas, muchas de ellas inocentes.
La investigación ha estado a cargo de Francisco De Roux (Cali, 78 años) miembro de la Compañía de Jesús. Filósofo y economista, goza de gran prestigio en su país. En los últimos cuatro años ha recorrido el territorio colombiano, para preparar este informe.
En una entrevista, del pasado mayo, el jesuita comenta que se ha enfrentado a la barbarie y el horror en la búsqueda de lo que realmente pasó en los años de la guerra. En todos lados ha encontrado víctimas producto de la actividad del Ejército y la guerrilla.
“Colombia, dice De Roux, después de 60 años, continúa en un conflicto armado interno, donde muchos muchachos murieron en batallas como guerrilleros o paramilitares sin tener ni idea de por qué estaban peleando. Esto no es la guerra entre Rusia y Ucrania, esto es una pelea sin sentido (…) es absolutamente irracional”.
El jesuita plantea que para el perdón y la reconciliación es necesario: “Primero, construir sobre la verdad, segundo, tomar la decisión de no volvernos a matar entre nosotros, tercero, hacerle sentir que “te entiendo, me pongo en tus zapatos y te respeto”. Cuarto, construir juntos a pesar de que las cosas fueron tan duras. Pero no vamos a olvidar, justamente para que no vuelva a ocurrir. Vamos a llenar este país de lugares de memoria para salvar la dignidad de la gente que murió”.
Afirma que “Colombia se insensibilizó. Hizo natural el vivir en medio de tanto sufrimiento humano, se volvió normal. En el año 2001 nosotros abríamos la televisión y lo primero que salía era la masacre del día. Hoy aún hay pequeñas masacres, pero entonces casi todos los días eran de 100, de 80 personas. Y el país seguía como si nada estuviera pasando. Es una cosa tremenda (…) ¿Por qué Colombia no reaccionó? Más del 80% de los muertos fueron civiles no armados, no fueron combatientes. Y esto pasó durante 50 años”.
De Roux asegura, que pese al dolor, como resultado de la investigación “llegamos con la esperanza de decirle algo muy serio al país, que nos ayude a comprender la hondura de la crisis humanitaria vivida por Colombia. Si bien el acuerdo de La Habana produjo la paz entre los ejércitos, la sociedad quedó tremendamente dividida y la confrontación ha continuado. Esperamos plantear un informe en el que los colombianos comprendamos qué fue lo que nos ocurrió, por qué nos vimos metidos en esta tragedia, cómo responsabilidades muy diversas se implicaron en el conflicto y cómo vamos a construir juntos hacia delante”.
Y añade que “el informe es una experiencia dura, de confrontación con la verdad. Y al mismo tiempo una llamada a la esperanza. Dura porque hemos pasado por cosas muy hondas, hemos recorrido este país de nuevo y nos hemos encontrado con multitud de mujeres violadas y abusadas. Los más de 30,000 niños llevados a la guerra, que hoy cuentan cómo los arrastraron al conflicto, cómo fueron violados, cómo obligaban a las mujeres al aborto. Hemos encontrado a muchísimas personas secuestradas de los más de 27,000 secuestros que hubo. Más de 1,000 familias de los falsos positivos del Ejército. Hemos estado en los pueblos masacrados. Y podría seguir. Esa es la realidad del dolor. También los soldados sin piernas, con las caras quemadas por las minas antipersona. El dolor inmenso por todas partes. Colombia tiene que detenerse ante eso y salir adelante”.
El jesuita afirma contundente que le abruma la responsabilidad “porque las expectativas son muy grandes en Colombia y en la comunidad internacional. Pero sobre todo están las expectativas de las víctimas. Tenemos 10 millones de víctimas en Colombia y dicen “todavía no nos han oído a todos”. Si le dedicáramos un minuto a cada víctima nos demoraríamos 17 años trabajando las 24 horas del día”.
Twitter: @RubenAguilar