La ‘tregua’ que pide Sandra Cuevas…¿y a la ciudadanía?

 

Por Jesús Franco

 

Su carrera ha ido en meteórico y polémico ascenso. Tan así que hoy gobierna la Alcaldía Cuauhtémoc, considerada el corazón de México y un bastión de la izquierda en la capital del País. Pero lo hace desde centro-derecha enfundada en la coalición Va Por México (PAN-PRI-PRD).

 

Así, Sandra Cuevas se ha convertido en una cuña política que dejó en claro que la Ciudad de México ya no es exclusiva del obradorismo. Sin carrera política, derrotó en las urnas a la experimentada Dolores Padierna y uno de los alfiles del presidente Andrés Manuel López Obrador. El enojo no se hizo esperar, aunque también la inexperiencia política de Cuevas.

 

Se inauguró en la Alcaldía con un evento con alfombra roja incluida. Luego, un par de proyectos inmobiliarios que trastocaban la esencia de una región tradicional que pugna por privilegiar al peatón y a quienes han forjado la grandeza de la Cuauhtémoc.

 

Pero un arrebato podría costarle el puesto: fue acusada por tres policías auxiliares de los delitos de robo calificado, discriminación y abuso de autoridad. Algo ináudito para una funcionaria en activo con tal cargo. Ella ha acusado a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum de buscar una venganza política y sacarla del cargo (antes de los dos años) para así convocar a nuevas elecciones. Algo que según la Ley Orgánica de las Alcaldías puede suceder si el o la alcaldesa se ausenta por más de 60 días naturales de su cargo.

 

Envuelta en polémicas y en una tercera audiencia ofreció disculpas públicas a los policías agredidos. Con esto, si la parte ofendida las acepta, podría retomar su cargo. Ante eso, Cuevas le ha pedido a Sheinbaum “trabajar de manera coordinada en favor de los habitantes de la demarcación”. Esto, ya que la alcaldesa suspendida asegura que hay una especia de vendetta en su contra por no prestarse a los intereses de la izquierda. Aunque recordemos que ella fue una férrea defensora de López Obrador y es un personaje cercano (todavía) con el Senador Ricardo Monreal.

 

Pero lo que ha dejado ver Cuevas es que para gobernar, además de oficio, se requiere humildad, receptividad y, sobre todo, entender que el gobernante no es el centro. Tampoco el fin. Sino un medio más para hacer que “las cosas sucedan”. En contraste, la imagen que ha dejado ver, por muchos calificada coo arrogante, dista mucho de las necesidades de una Alcaldía tan polifacética que necesita a un político a ras de tierra que no se aísle.

 

La comunicación política de Cuevas es desafiante y alejada de la realidad que vive gran parte de los habitantes de la Cuauhtémoc: violencia, narcomenudeo y cobro de derecho de piso. Pero también, ajena a las necesidades de los prestadores de turismo y el ordenamiento vial y territorial en colonias como Condesa o las romas Norte y Sur.

 

Más allá de cualquier filia política involucarada en este caso hay algo más grave en juego: el Buen Gobierno, la gobernanza y la certeza de los gobernados de contar con un Gobierno que no se enfrasque en discusiones jurídico-políticas.

 

Hoy, Sandra Cuevas, más allá de tomar terapias psicológicas (como se estableció en el acuerdo reparatorio) tiene un reto monumental por delante: recuperar la confianza de la ciuadanía de la Cuauhtémoc. Dice que está comprometida a ser “la alcaldesa ejemplar que se merecen”. Pero hay algo que olvidó: para lograrlo, en lugar de hablar de treguas, hay que hablar de trabjos y proyectos apegados a la realidad. De paso, bajar los reflectores y volver a las calles donde se pidió el voto, pero hacerlo con resultados que toquen vidas y cambien realidades.

 

Sandra Cuevas no debería pedirle tregua a Sheinbaum sino a la ciudadanía y de paso ofrecer una disculpa.