El fundador de WikiLeaks Julian Assange puede ser finalmente extraditado a Estados Unidos, según ha concluido un alto tribunal británico, once meses después de que la jueza Vanessa Baraitser fallara contra su extradición alegando el riesgo de suicidio por su frágil salud mental.
La defensa de Assange ha anticipado que recurrirá el fallo judicial para evitar que pueda ser juzgado en EEUU por 18 delitos de espionaje por la difusión de documentos “clasificados” del Departamento de Estado y de las guerras de Irak y Afganistán, lo que podría suponer una condena de hasta 175 años de cárcel.
El fundador de WikiLeaks conoció el fallo en la prisión de máxima seguridad del Belmarsh, donde ha cumplido los 50 años y donde lleva encarcelado desde mayo del 2019, tras el encierro de siete años en la embajada ecuatoriana en Londres (para evitar en su día la extradición a Suecia por supuesta violación y abusos sexuales).
“La extradición a EEUU sería como una condena a muerte para Julian”, advirtió la abogada Stella Morris, compañera de Assange, con quien tuvo hijos durante su cautiverio en la embajada. Morris acusó directamente al ex director de la CIA Mike Pompeo de orquestar el asesinato de Assange.
Durante el proceso de apelación, el Gobierno norteamericano aportó un conjunto de “garantías” para asegurar un proceso justo y mitigar los riesgos para la salud física y mental de Assange. El juez Ian Burnett sopesó los argumentos y falló a favor de la extradición, aunque la defensa de Assange podrá apelar la decisión antes de fin de año y dilatar el proceso varios meses.