Nuestras responsabilidades, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer

En lo que respecta a la incidencia de delitos en contra de las mujeres, los registros de 2015 a la fecha muestran un preocupante incremento. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública ( SESNSP), en 2015 se registraron 412 feminicidios; en 2016 fueron 607; para 2017 sumaron 742; en 2018 se contabilizaron 895; en 2019 fueron 948; mientras que en 2020 se registró una baja mínima con 946 delitos de ese tipo.

La discusión sobre esta grave crisis social lleva ya varios años en la agenda pública y los esfuerzos de gobiernos, medios de comunicación, sociedad civil, iniciativa privada entre otros actores relevantes de la vida pública se han enfocado en combatir todas aquellas actitudes, comportamientos, usos y costumbres, tradiciones y hábitos que puedan derivar en violencia de género.

Si tenemos ya más de un lustro con este tema tan presente, es decir, siempre hemos sabido de ello, pero me parece que en los últimos cinco años se ha desencadenado una suerte de revolución feminista que lo ha empujado con fuerza en la agenda pública, por qué entonces las cifras de violencia contra la mujer aumentan en lugar de disminuirse.

¿Qué nos está pasando como sociedad que en lugar de caminar por el sendero de las justas y legítimas demandas de la mitad de nuestra población, pareciera que nos vamos por el camino opuesto? ¿Qué tipo de políticas y pedagogías públicas deben llevar a cabo los gobiernos para reeducar a las personas, en especial a los hombres, que son los perpetradores de la violencia contra las mujeres?

¿Cuál es nuestra responsabilidad como varones frente a una crisis desbordada y que mantiene en vilo y temerosos a las mujeres? Vulnerables siempre por el simple hecho de haber nacido así, mujeres. Como una suerte de estigma. Un estigma perpetuado por una sociedad que apenas si las considera. Por una sociedad que les recrimina todo y que las juzga a discreción solo por su condición de mujeres.

Me parece que como sociedad tenemos mucho que derribar en términos de prejuicios y conductas sociales que han condenado a las mujeres a vivir en calidad de ciudadanas de ínfima categoría, a mansalva de leyes que no las protegen ni las toman en cuenta; susceptibles de ser ultrajadas y violentadas por cualquiera, incluso por miembros de círculo más cercano.

Este 25 de noviembre se conmemora el Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer y ello nos debe obligar a repensar en qué hemos fallado como individuos y qué debemos hacer, hombres y mujeres, pero sobre todo los hombres, para combatir a un cáncer que parece expandirse sin ningún tipo de control.

Y hago un llamado a la sociedad sobre la importancia que tiene la educación en nuestros hogares, en nuestro círculo social y laboral. Es fundamental que el factor de cambio se profundice en estos sectores de la sociedad. Por último quisiera alentar también a los diferentes órdenes de gobierno y a los poderes legislativos a que terminen con tantas lagunas legales al respecto y que se diseñen políticas públicas y leyes severas que no permitan que los crímenes contra las mujeres sigan impunes.

El trabajo debe ser conjunto, entre sociedad y gobierno, si no es así, no veo cómo saldremos de esta pesadilla.

 

 

 

 

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