Sacerdote Daniel Valdez García
INTRODUCCION
Con este texto pretendo ser conciso y preciso. De tal manera que sea divulgativo y de fácil lectura, a fin de tocar los corazones ante la realidad de la pobreza.
El de octubre de 1982 se estableció el “Día internacional de la erradicación de la pobreza”. Son ya 39 años de eso y este año es la V “Jornada mundial de los pobres”, cuyo mensaje del Papa Francisco es bajo el lema: «A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7).
Todos esos esfuerzos de tantos años ponen la mira en el centro del problema, pero no alcanzan a terminar con el afán desmedido de la riqueza y de hacer conciencia en que la “pereza siempre lleva a la pobreza”.
1. LOS POBRES EN EL MUNDO
La pobreza en el mundo es un flagelo global. Todas las ciencias se han ocupado de reflexionar al respecto, principalmente la economía, la antropología, la teología y la historia.
Escuchar a los pobres hablar de su pobreza es importante para todos. Y hay un importante esfuerzo: “Escuchen nuestras voces- Los pobres hablan sobre la pobreza”, es un documental basado en el estudio de la voz de los pobres, liderado por el Banco Mundial. Con la actual pandemia ha aumentado la pobreza no solo de carácter estructural. Los pobres tienen un nombre y son personas en situación vulnerable, y nunca pierden la dignidad, ésta ha sido violada por las políticas gubernamentales durante la pandemia. Los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, claman su derecho a la educación pues son los primeros en luchar contra la injusticia. Ante todo esto hay una nueva pobreza, son aquellas personas que envejecen sin tener seguridad social habiéndolo dado todo durante su vida productiva sumándose la llamada “generación de cristal” que va a triplicar las necesidades y la pobreza endémica por su falta de compromiso, de fortaleza y evasión de la responsabilidad.
2. LOS POBRES EN LA BIBLIA
Comienzo por decir que el pasaje de Marcos 14 en el Judas criticó a María por «desperdiciar dinero», ¡pero él desperdició toda su vida!”. Sin embargo dicho pasaje nos ofrece un maravilloso marco: Simón, llamado el leproso, ahora sano ofrece en Betania un banquete a Jesús, y María la hermana de Lázaro también manifiesta su gratitud a Jesús pues había resucitado a Lázaro, y Judas ya había acordado entregar a Jesús a los Nos encontramos ante el amor y el odio, la devoción y la traición, lo cual no requiere mayor explicación.
Enseguida presento el texto tal cual, «entonces algunos se indignaron y decían entre sí: «¿Cómo pudo derrochar este perfume? “Se podría haber vendido en más de trescientas monedas de plata para ayudar a los pobres.» Y estaban enojados contra ella. Pero Jesús dijo: «Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo es una obra buena. “Siempre tienen a los pobres con ustedes, y en cualquier momento podrán ayudarlos, pero a mí no me tendrán siempre. “Esta mujer ha hecho lo que tenía que hacer, pues de antemano ha ungido mi cuerpo para la sepultura. “En verdad les digo: dondequiera que se proclame el Evangelio, en todo el mundo, se contará también su gesto y será su gloria. “Entonces Judas Iscariote, uno de los Doce, fue donde los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. “Se felicitaron por el asunto y prometieron darle dinero. Y Judas comenzó a buscar el momento oportuno para entregarlo» (Marcos 14, 3-11).
Como lo dice toda la Biblia, a Jesús sí le importaban los pobres. El dio por hecho que sus discípulos darían limosnas a los pobres, y él mismo estuvo constantemente cuidando y proveyendo para todos los necesitados. Lo que Jesús estaba diciendo, ahora, es que hay oportunidades únicas de servirle a él, pero que desgraciadamente, en un mundo corrompido y egoísta como el nuestro, nunca faltarán las oportunidades para ocuparse de los pobres.
A propósito, la encíclica papal “FRATELLI TUTTI” hace una interesante afirmación que bien le cabe a esa forma ridícula que se ha adoptado para “reducir la pobreza”: “No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad” (187).
Sin los pobres no se puede comprender el mensaje de Jesucristo, así lo entendió claramente san Pablo en su constante preocupación para ayudar a los pobres (Hechos 20:4; 1 Co 16, 1-3; 2 Co 8, 9; 9, 1-12; Gál 2, 10).
Así que más que acabar con la pobreza hay que luchar contra las estructuras de afán de riqueza desmedida, al final, como Judas todos ellos habrán desperdiciado su vida porque el Rey le dirá: «Tuve necesidad y no me asistieron… al fuego eterno, malditos» (Mateo 25, 31-45), y ese mismo Rey generosamente cubrirá las necesidades de los pobres. «Él librará al pobre que clama por ayuda […]. Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las almas de los pobres salvará» (Salmo 72, 12-14).
3. SOLIDARIDAD, SUBSIDIARIDAD Y CARIDAD
Ante el escándalo de la pobres hay que decirlo con las obras: Los pobre en el corazón de Dios mismo ocupan un lugar privilegiado por su apertura a cumplir su voluntad y no es por necesidad sino por la convicción de saber que finalmente todos somos pobres ante el Rey del Universo, quien «siendo inmensamenre rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza», el corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo «se hizo pobre» (2 Co 8,9). Jesús, el Hijo de Dios, no condenó las riquezas ni los bienes, sino que señaló y condenó el uso deseordenado que se les ha dado.
El camino de la salvación está signado de pobres, María la Virgen de Nazaret, su Hijo Jesús, que nación como los pobres en medio de los animales, se presentó por él un par de pichos, que era la ofrenda de los pobres; trabajó como artesano de cantera y madera hasta los 30 años. Él mismo dijo en la sinagoa de Nazaret: « El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres » (Lc 4,18). A los que estaban cargados de dolor, agobiados de pobreza, les aseguró que Dios los tenía en el centro de su corazón: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! » (Lc 6,20); con ellos se identificó: «Tuve hambre y me dieron de comer… », y enseñó que la misericordia hacia ellos es la llave del cielo (Mt 25, 35s).
“No hay nadie tan pobre que no tenga nada que dar, ni nadie tan rico que no tenga nada que recibir”, no somos dueños, sólo administradores y hemos de buscar todos el bien común. Esta pandemia no nos está dejando mejor, sino que hay más ricos que abusaron de la necesidad de los demás, y más pobres por consecuencias de todo tipo. Quien no sabe hacer puede aprender, quien sabe puede enseñar a trabajar. Sin educación sólo queda confusión y pereza que lleva a la pobreza. Por eso y mucho más los pobres están en el corazón de Dios y deben estar en el corazón de la Iglesia sin discriminaciones. Cuando Dios está en el corazón del mundo, el mundo está en el corazón de Dios sin importar que sean ricos o pobres, así cuando el rico no da de lo que le sobra es capaz de generar procesos de desarrollo integral para su gente, su pueblo, su comunidad, porque el rico se sabe amado y respetado no por su dinero sino por ser el hijo de Dios que mira con fe a sus hermanos. Hace más un rico con amor que un rico con ambición, Abraham, Isaac y Jacob eran muy ricos y no perdieron su visión de Dios; María, José, los pastores y muchos otros en el evangelio no fueron sólo personajes que esperaron recibir de los demás, ellos mismos son ejemplo de caridad, generosidad, de apertura a Dios y a los hermanos sin importar si eran ricos o pobres. La pobreza más grande no está en el bolsillo, sino en la cabeza.
Seas quien seas, te digo hoy: “Dios ta da más y más, no porque seas tú quien lo necesita, sino para que compartas con los demás”. Pues como dijo el sabio Séneca: “El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro de todo”, y diría yo hasta de dignidad para vivir la más mínima caridad con calidad.