- Ciberespionaje a mujeres incrementa en México, con el uso de programas de vigilancia
Las aplicaciones para descubrir la infidelidad de una pareja o a aquellas sobre “Cómo ver con quién habla mi pareja en WhatsApp” o “La app que te ayudará a espiar el celular de tu pareja, aunque borren la información” son solo algunas de las que nos podemos encontrar en la red y estas se encuentran al alcance de cualquier persona y ofrecen opciones como stalkerware.
Estos programas de vigilancia legal, son usados por los padres para monitorear a sus hijos o incluso por empresas para tener el control de su personal, sin embargo, su uso es cada vez es más común que se usen para espiar la vida privada de una persona sin su consentimiento, siendo las mujeres las víctimas principales.
En México, es utilizado en casos de acoso y abuso entre las parejas y las mujeres son las principales víctimas de esta práctica, advierte Judith Tapia, gerente de Ventas para Consumo de Kaspersky Internet Security en el país.
Cabe destacar que México, se encuentra entre los cinco con más casos de instalación de programas de acoso en el mundo, después de Rusia, Brasil, Estados Unidos e India, revela el estudio “La situación del stalkerware en 2020”.
Además, pasó del séptimo sitio en 2019 al quinto lugar en 2020, lo que refleja un crecimiento en este tipo de prácticas. El año pasado, durante la pandemia, se contabilizaron en territorio nacional mil 570 casos de 53 mil 870 dispositivos infectados a nivel mundial con el también llamado “virus del acosador”.
Estas cifras sólo corresponden a los equipos que tienen instalado algún antivirus o programa contra malware de Kaspersky, por lo que la cifra real es considerablemente mayor.
La Coalición contra Stalkerware –iniciativa mundial conformada en noviembre de 2019 por empresas de la industria de la seguridad, grupos de defensa y asociaciones civiles que trabajan con víctimas de violencia doméstica– advierte que dicho software “puede facilitar el control, acoso, abuso y violencia en la pareja”.
El stalkerware funciona de forma similar a un spyware. Se instala en el dispositivo de la víctima y una vez ahí comienza a registrar toda la actividad para enviarla a un servidor al que accede el perpetrador. Su particularidad es que el espía suele ser cercano a la víctima y tiene acceso a su celular para poder realizar la instalación física del programa.
Para poder instalar estos programas, se debe tener acceso al equipo celular, por lo que se ha identificado que los agresores suelen ser personas cercanas a la víctima, tales como ex parejas.
Cabe resaltar que, en los últimos meses han detectado cada vez más casos de stalkerware vinculados a la pareja actual de la víctima y no tanto a la expareja.
Una vez que el software espía es instalado, el acosador es capaz de conocer la vida de la víctima al derecho y al revés, sin que lo sepa. Puede leer todo lo que escribe en su celular, encender su cámara, acceder a sus fotos y videos, escuchar y grabar sus llamadas, saber lo que busca por internet, conocer su geolocalización en tiempo real, monitorear su actividad en redes sociales y leer sus mensajes en cualquier servicio de mensajería, aunque utilice tecnología de cifrado.
En cuanto al tema jurídico, aunque el uso de estas aplicaciones se encuentra en un límite de la legalidad, en virtud de que se emplean como mecanismos de control parental, el hecho de que se busque acechar a una persona sin su consentimiento “vulnera, no sólo la privacidad, sino también derechos como la integridad, la dignidad”.
Hay tipos penales que, aunque no contemplan o no mencionan como tal los espacios digitales, sí castigan la divulgación de datos de carácter personal.
Existen algunas formas en las que la mujer puede darse cuenta de que son víctimas del ciberacoso:
Hay señales como que la batería se acabe rápido o se caliente en exceso, que el teléfono se torne lento o que el uso de datos móviles incremente sin motivo aparente, ya que estas aplicaciones requieren internet para estar enviando información y se ejecutan en segundo plano consumiendo los recursos del equipo.
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La víctima también puede notar un ruido de fondo cuando realiza llamadas, lo que puede ser signo de que están siendo intervenidas.
Más allá de los aspectos técnicos, hay otros signos que pueden alertarla. Por ejemplo, si reconoce que alguien más comienza a descubrir información que ella no le ha compartido.
Para minimizar el riesgo de ser víctima de espionaje, se recomienda las mujeres revisar constantemente qué permisos les dan a sus aplicaciones (localización, acceso a fotos, contactos, micrófono, cámara) y verificar que no existan programas desconocidos.
Además, se debe tener siempre una contraseña robusta y no compartirla. Esto no solamente para el tema de stalkerware, sino para cualquier otro tema relacionado con tu identidad digital.
También se recomienda no prestar el teléfono a nadie, protegerlo con contraseñas confiables, evitar instalación de aplicaciones de terceros y usar algún software de protección.