La comida es una parte fundamental del altar del día de muertos ya que esta se les ofrece a nuestros seres queridos cada vez que vienen del más allá para visitarnos.
Es costumbre colocar en el altar aquellos platillos que les gustaba comer en vida, sin embargo, al pasar el Día de Muertos hay que retirarlos, pero ¿se debe comer o tirar?
Ante esta interrogante, no hay una respuesta definitiva ante esta interrogante, ya que esta celebración se lleva a cabo de diferentes formas en el país, y cada una de ellas encierra distintas creencias que varían dependiendo del lugar de cada persona. Sin embargo, usualmente podemos encontrar dos tipos de respuestas.
Es importante recordar que la tradición dice que las almas de los difuntos vienen y prueban los alimentos del altar mientras conviven con los vivos, por esta razón muchas personas consideran que, al día siguiente de haber puesto la ofrenda la comida ya no tiene sabor, y que, es irrespetuoso probarla.
Algunos otros tienen la creencia de que se puede comer estos alimentos después de la celebración, ya que sus seres queridos, no tienen problema en compartir sus alimentos con ellos.
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Sin embargo, lo importante de este día es compartir y recordar a nuestros familiares y amigos fallecidos.
No obstante, si se desea consumirlos es importante considerar comer sólo los aquellos que se puedan proteger o conservar en recipientes o envolturas, y evitar comer platillos que hayan quedado expuestos a la intemperie o caduquen fácilmente al no estar refrigerados, como las enchiladas, el mole o los lácteos.