La ofrenda del Día de Muertos es para compartir con los difuntos su comida y bebidas favoritas a través de un ritual en donde se vuelven a encontrar con los vivos.
El Día de Muertos es una tradición mexicana que honra a los difuntos en la cual se tiene como costumbre poner una ofrenda a los seres queridos fallecidos.
A partir del 2008, la tradición del Día de Muertos se encuentra inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Aquí te explicamos 10 elementos tradicionales con su significado.
1. Mantel Blanco y Sal
El color del mantel y la sal significan pureza y alegría. La sal sirve para que el cuerpo del difunto no se corrompa en el viaje de ida y vuelta.
2. Agua
En el viaje de los difuntos hacia nuestro mundo, el agua les quita la sed. Además es un elemento que simboliza pureza, en el cual las ánimas pueden asearse.
3. Velas y veladoras
La flama de las velas o veladoras es la luz, la fe y la esperanza. Es la guía para que los muertos encuentren el regreso a su antiguo hogar. El número de velas que se pone en una ofrenda depende de las ánimas que se quieran recibir. En algunos casos se ponen de color morado a modo de duelo o formando una cruz con cuatro velas para que el alma que regresa a casa pueda orientarse con los puntos cardinales.
4. Copal y Cruz de Ceniza
El copal o el incienso se utiliza para limpiar el lugar de las “malas vibras” y los malos espíritus antes de que regresen los seres queridos. Para los indígenas era un elemento de oración y alabanza a los dioses.
La cruz de ceniza sirve para que el alma llegue hasta el altar y que pueda expiar sus culpas pendientes. Si el ánima se encontrara en el Purgatorio, la cruz puede ayudarlo a salir.
5. Calaveritas
La calaveritas de azúcar representan los cráneos humanos. Las medianas recuerdan que la muerte está siempre presente; las pequeñas son dedicadas a la Santísima Trinidad y las grandes hacen honores al “Padre Eterno”, Dios. Las culturas mesoamericanas tomaban los cráneos de los prisioneros sacrificados y los formaban en hilera para honrar a los dioses, el altar era llamado tzompantli. Las calaveras hacen alusión a esa tradición prehispánica.
6. Papel Picado y Petate
El papel es una representación al aire, además de añadir un toque festivo a la celebración. El petate se utiliza para que los muertos descansen y puede funcionar como mantel para colocar los elementos en el altar de muertos.
En algunas ocasiones se sustituyen con telas de seda y satín, en donde descansarán las figuras de barro, el incensario o ropa limpia para recibir a los difuntos.
7. Izcuintle
Si has visto en las ofrendas algunos perritos prehispánicos, esos son los izcuintles o itzcuintli. No pueden faltar en los altares dedicados a los niños, ya que son un juguete para que las almas de los más pequeños estén felices de llegar al banquete. Se cree que el izcuintle es el perrito que ayuda a las almas a cruzar el río Chiconauhuapan, el último paso para llegar al Mictlán, el inframundo para los mexicas.
8. Flores
Las flores son un símbolo festivo por sus colores y aromas que adornarán el lugar donde estará el ánima. La flor que se utiliza es la de Cempasúchil ya que su color representa al sol que guía el alma del difunto. En los altares para los niños se utiliza alhelí o nube, por ser blancas y representar la pureza e inocencia de los pequeños.
9. Comida, bebida y pan de muerto
La comida tiene el objetivo de deleitar a los muertos que visitan la ofrenda, se cocina en honor a los seres recordados, por lo que se pone su comida favorita. Para los adultos se ponen bebidas alcohólicas y cigarros para que los muertos recuerden los momentos que vivieron con alegría. Para los niños se ofrendan dulces típicos de azúcar, amaranto o calabaza.
El pan de muerto representa los sacrificios humanos que se realizaban en la cultura prehispánica. Se incluye chocolate de agua ya que la tradición prehispánica dice que los invitados tomaban el chocolate preparado con el agua que usaba el ánima para lavarse, así se impregnaban de la esencia del difunto.
10. Retrato
Una fotografía del ser querido quiere decir que él será el que visitará la ofrenda. El retrato debe quedar escondido para que sólo se pueda ver con un espejo, como símbolo de que se puede ver a la persona, pero ya no existe.
Pueden colocarse imágenes de santos que sirven como vínculo entre vivos y muertos, además de simbolizar la paz en el hogar y la aceptación de compartir alimentos.