Hace unos días se publicó la nada honrosa lista de los municipios mexicanos más violentos, el Almirante Secretario de Marina del Gobierno de México así lo hizo patente, los datos mostrados emanan del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública debemos entender que son ciertos y que debe existir alguna estrategia gubernamental para enfrentar al crimen en esos lugares o ya de menos políticas públicas que busquen atemperar los efectos de la inseguridad que seguro estoy, lastima a la sociedad ahí en donde más duele todo, en el nivel municipal.
Más allá que 31 de los 50 municipios enlistados sean gobernados por Morena, en estos se concentra el 58 por ciento de los homicidios dolosos cometidos en el país en los últimos tres años, por cierto en estos tres últimos años hemos tenido en forma ascendente el día más violento de nuestro país, y no es hablar de colores es hablar de resultados o de la falta de estos, como ejemplo pongo lo que hace pocos días sucedió en Tlalnepantla, Estado de México, donde en menos de un mes se confrontaron policías municipales con elementos de la Fiscalía del Estado y en otro caso en el que por segunda o tercera ocasión se robaron armas que se encontraban bajo custodia de la policía municipal, eso no huele nada bien.
El abrazo no balazos presidencial es una utopía por no decir una tontería, hay estallidos de violencia y permisividad gubernamental por todos lados, para muestra el caso del culiacanazo; lo que esta ocurriendo con guardias y autodefensas comunitarias en Pantelhó, Chiapas, o la violencia desgarradora de hace unos días en Reynosa, Tamaulipas donde se masacró a civiles sin distingo o el abandono institucional de una región michoacana, todo esto nos desnuda un país que no está en calma, con 90 o 100 ejecuciones por día en promedio, un México que no es un país domado y lejos está de ser un lugar apacible para vivir, un territorio en donde el crimen sigue sentando sus reales y el Gobierno Federal sigue ausente por no decir arrinconado.
Mientras tanto López Obrador continúa polarizando a los mexicanos, y denostando a quienes disienten de sus puntos de vista, pero una vez más la realidad le explota en la cara, hoy la percepción de inseguridad lo trae enojado y sin respuestas, con una cabeza en materia de seguridad sin experiencia ni preparación, pinta un escenario nada halagador en el que creo que pronto muy pronto el Presidente perderá a sus públicos a modo y controlados, ya que los reclamos lo perseguirán de manera itinerante.
Y ante esta ola de violencia el Comandante Supremo utiliza al ejercito para cumplir sus obras y designios, y de manera sospechosa empodera económicamente a las elites militares para crearles privilegios y asegurar su apoyo incondicional, generando una lealtad que va más allá de lo que la Constitución les mandata, una lealtad que huele a complicidad y contrario a esto, existe mucha incertidumbre y desconfianza generalizada por una inoperancia y aislamiento de la milicia en el combate al crimen y en la no protección de los mexicanos.
El punto fino es: No se sabe cuando cerró este estudio de los 50 municipios más violentos del país, pero parece que hay regiones que ya no están bajo el control de las instituciones sino bajo la renta del crimen, un crimen que cuenta con la complacencia institucional y eso es grave e inadmisible.