El predicador (III)

 

 

—El auditorio muere por el oído, el político y el comunicador, como el pez, por la boca -despierto con esta frase pronunciada desde los abismos del inconsciente-.

Son las 6 de la mañana.

A esa hora, yo hago como que sigo el programa del divulgador estrella de TIC.

Por la costumbre de observar las mismas presentaciones de apertura, ya sin verlas ni oírlas, sé que desfilan escenas de violencia que sangran o huelen a cadáveres insepultos y se escuchan voces agresivas e insultos, ediciones videograbadas que golpean los sentidos.

Figuras que te jalan con rudeza.

Sonidos que te llaman por el cuidado con que el locutor pronuncia aquel eslogan de advertencia y con la fuerza con que nombra aquellos hechos. Tonalidades graves para resaltar la importancia de los disturbios mostrados.

Actos perturbadores. Cuerpos humanos desnudos, decapitados y colgados.

Junto a estos indicios de la violencia, se recrean imágenes en cascada de alegres dirigentes en los atriles del poder.

—La realidad supera a la ficción -enuncia el teleinformador-.

Lanza esa segunda expresión como anzuelo auditivo. Garfio descarnado sin huella de inocencia en la frase, sin rastro de neutralidad en su entonación, hierro curvo y puntiagudo cargado de intención y de presión con que pesca a la audiencia por las orejas.

Alguien explicó que Don Informante habla con ese volumen alto de voz para que a más de uno se le ponga la carne de gallina. Usa la expresión como cebo para avivar la expectación en los televidentes y teleoyentes.

En la cabeza del comunicador pervive el eco de las palabras de aquel maestro ingenioso del que aprendió los secretos efectivos de la persuasión.

—No les enseñes a pensar, péscalos con esa cortinilla de apertura –recuerda Don Informante. Que muerdan la carnada concebida para seducir, para desencadenar emociones conmovedoras y provocar curiosidad por los escenarios manchados de sangre.

Color rojo, el color donde late la vida, el tinte que delata la herida, la tintura que denuncia la violencia, el barniz como huella de la muerte.

—La Universidad de Transilvania publica que la necropsia al cuerpo de Drácula dará claves para curar la Coronavirus 19 -anuncia el voceador herciano que difunde versiones increíbles de lo acontecido, sucesos verosímiles que al desplegarse en pantalla se volverán creíbles en un intento inhumano para ganar un lugar en la competencia por la alfabetización teledirigida.

(Continuará…)

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