Por Gustavo Cano
Las elecciones de junio marcan la mitad del periodo de la administración del presidente AMLO. Le resulta indispensable seguir controlando al Senado y a la Cámara de Diputados para continuar con su labor de la gran transformación política del país, la famosa 4T.
Grandes retos, pocos resultados, elección intermedia en puerta, de ahí lo urgente de la situación.
Gigantes retos, para ser exactos. AMLO no ha cumplido con sus promesas de campaña. La corrupción y la impunidad siguen ahí, la contrarreforma energética está atorada, la educación también sigue atorada, el nivel y la calidad de vida han caído, etc. Aunque, para ser justos, la coyuntura no ha contribuido en nada en este esquema de proyectos mochos. Para empezar, una pandemia azota al mundo desde diciembre del 2019. Y México ocupa el cuarto lugar mundial de muertos en ese renglón, ciertos sectores de la economía han quedado seriamente dañados también. Luego hay que considerar que los mayores retos de la actual administración son el resultado directo e irrefutable de 36 años de desgobiernos rapaces y corruptos. Y nomás no se ve por dónde ni para cuándo se avecina solución alguna.
Ojo: Lo anterior no significa que uno ansíe el regreso de los pillos del pasado, sino que, de manera sincera y honesta, uno le pide a la 4T que rinda cuentas, sin discursos mal hechos y defensivos, sino con hechos contundentes. De eso se tratan estas elecciones intermedias: la respuesta electoral del pueblo bueno a las acciones de la 4T en términos democráticos, enfilándose rumbo al gran plebiscito sobre la continuidad del proyecto de nación de AMLO en el 2024.
Y sí, en el periodo 2018-2021 para la 4T ha sido difícil lidiar con 36 años de corrupción e impunidad institucionalizada. Los intereses en contra, las ideas ausentes… muchos líderes manoteando, pocas acciones efectivas. Mucho béisbol, pocas pelotas.
A ojo de buen cubero, veamos:
Huachicolazo: primer gran fracaso del sexenio y discursos.
Culiacanazo: planeación nivel kinder, discursos y carpetazo.
Relaciones con lo Estados Unidos: alegres con Trump, distantes con Biden, T-MEC colgando de la brocha.
Manejo de la pandemia: discursos soberbios y risas cínicas, resultados desastrosos.
Pleito con el INE: discursos, acusaciones viscerales y topes borrego contra las leyes electorales vigentes.
Linea 12: negligencia criminal, “sospechosismo” idiotizante, discursos y disculpas…
Y ya, según esto ya todo se resolvió, ya se actúa como si todo se hubiese resuelto. MORENA llega mal parada a estas elecciones.
¿Es este el sexenio de gritos y sombrerazos? Muchas mañaneras, pocas soluciones palpables.
Repasemos también los principales conflictos de la 4T/AMLO (la forma): contra el legislativo opositor; contra el poder judicial, el malo, más no el bueno reelegido vía extensión de dominio o de mandato; contra los estados de la república cuyos gobernadores son de la oposición; contra los medios de oposición; contra los gobernadores federalistas anti federación; contra los conservadores (todo aquél, aquélla o aquélle o aquéle que no esté de acuerdo con los planteamientos e iniciativas del presidente); contra el Gran Jefe Toro Sesgado del INE; contra los individuos, individuas e individues de licenciatura pa´rriba; etcétera, etcétero, etcétere…
En relación a los problemas pendientes (el fondo): fortalecimiento del crimen organizado, fortalecimiento de la corrupción e impunidad, cero avance en terreno educativo, mala suerte (Covid 19), iniciativas presidenciales de poco alcance, justicia muy lenta y difícil de entender. El T-MEC es un desastre que ni con discursos lo resuelven: lo diseñado por Videgaray y avalado tan a gusto por el amigocho Seade nos pone en una posición muy vulnerable ante nuestros socios comerciales más importantes. Cero ideas en relación a la explotación de las energías limpias también compromete seriamente el futuro de nuestros hijos, hijas e hijes, y probablemente los condena a ser los gatos incondicionales de los Estados Unidos por excelencia, aún más que nosotros, para que me entiendan. Cero acciones en relación a medidas urgentes que hay que tomar contra el cambio climático, cero ideas también.
Y ni para dónde voltear… oposición bien chafatronix, acusaciones al más puro estilo de la Chilindrina, alianzas electorales que incluyen chile, manteca y dulce: PRI-PAN-PRD ¡por dios santo! El resto de los partidos políticos, desechos, sin propuestas, con candidatos-payaso y cuya visión política no va más allá del manotazo que planean darle al presupuesto federal, estatal y municipal. Candidatos a gobernador que prometen lo incumplible.
El problema es serio, de largo plazo y muy profundo: Pueblo bueno sin educación, políticos sin ideas. La mayor parte de los políticos se meten a la política para robar. De ese tamaño, pues.
Coyuntura. Estas elecciones son un plebiscito para MORENA. La catástrofe de negligencia criminal de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México, sus efectos electorales son desconocidos e increíblemente difíciles de medir. Sólo hasta el 6 de junio se sabrá. Aparentemente las cosas no van bien para Morena. Se han visto obligados a recurrir al “ya sabes quién” para que medio se levanten en las preferencias electorales y sus pseudo aliados del partidazo de la Elba ya decidieron darle la espalda a MORENA. El PT también ha tomado su distancia y probablemente se lance solito para las elecciones de 2024. Cada asesinato político en tiempos de elecciones es un clavo al ataúd del oficialismo Morenista en estos tiempos, ya que como el presidente lo dijo: no es culpable, pero probablemente es responsable, cuando le preguntaron sobre el asesinato del candidato a la presidencia municipal de Cajeme, Sonora. Igual el apresurado y atropellado intento de aprehensión del gober de Tamaulipas va en la línea de darle un último levantón a las preferencias electorales del Morenismo, aunque después haya que pedirle disculpas por haberlo detenido de manera errónea y lo conviertan en un presidenciable natural. Aunque en este último caso habrá que ponderar cuál es el verdadero papel que está jugando el Departamento de Justicia Estadounidense.
Finalmente, gracias a un verdadero proceso democrático, Fox y AMLO llegaron a la presidencia. Fox luchó contra el sistema y el sistema se acabó comiendo a Fox. AMLO parece seguir el mismo camino. Ambos son igual de dicharacheros y jocosos en la política de a diario, lo cual los hace muy populares. Ambos actúan al chilazo, sin ideas claras, aunque AMLO tiene más claro el rumbo, en términos de proyecto de nación, al menos en el discurso. El uno es de derechas y el otro de izquierdas, whatever that means. Fox simbolizó una fuerte esperanza democrática, AMLO se ha convertido en la última esperanza para aspirar a una vida más o menos digna. Fox acabó desilusionando a propios y extraños, AMLO va para allá que vuela. Fox apostó por un país moderno, Disneyland style. AMLO apuesta por un regreso a la prehistoria industrial y a una economía de cuentachiles. Fox se convirtió en un asterisco de la historia, AMLO quiere ser la historieta de la historia. A ambos les estorban los intelectuales.
Alguna vez el Güiri-güiri dijo: “El problema con Fox es que gobierna como habla”. Nosotros podríamos decir: “El problema con AMLO es que gobierna como piensa”. Al igual que con Fox a la mitad de su sexenio, hay que estar especiales del cerebro para apoyar incondicionalmente a AMLO a la mitad de su sexenio.