La PROFEPA asegura más de 22 mil huevos y 105 partes de ejemplares de tortuga, poniendo a disposición del MPF a 2 presuntos traficantes; así lo informaba el entonces Procurador Federal de Protección al Ambiente, el Abogado Francisco Moreno Merino, esto derivado de acciones de inspección y vigilancia que realiza la PROFEPA debido a las arribadas en las cuatro playas más importantes de anidación de tortugas en las costas de Oaxaca, y que en coordinación con la Policía Federal de División de Seguridad Regional-Coordinación Estatal Oaxaca, se logró detener a dos personas en posesión de 22,470 huevos de tortuga golfina (Lepidochelys olivácea), así como, 105 partes de ejemplares de la misma especie, consistentes en pieles de peto y pares de aletas, todo esto sucedía en el año 2012.
En octubre del 2020, fuerzas de seguridad estatal y de la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca detienen a tres personas integrantes de una célula delictiva dedicada al saqueo de nidos de tortuga marina, se les asegura 30 mil huevos. El decomiso tuvo lugar en playas de Santa María Huamelula; cuando éstos tres sujetos salían de esta playa con el producto. Apenas en julio y agosto de ese mismo año, en dos operativos distintos, la policía estatal logró el aseguramiento de más de 60 mil huevos de tortuga.
En este año, en el mes de febrero, la Guardia Nacional realizó dos patrullajes de seguridad, uno de ellos realizado el día siete, asegurando una caja con mil 250 huevos de tortuga marina en la comunidad de San Miguel del Puerto, en la Costa de Oaxaca. El aseguramiento ocurrió sobre la carretera Pinotepa Nacional-Salina Cruz, a la altura de la playa El Mojón, en la Costa de Oaxaca. Los elementos detectaron a una persona sospechosa, que al notar la presencia de los guardias emprendió la huida, dejando abandonada una caja de cartón, en su interior dos bolsas de plástico con huevos de tortuga marina.
En el segundo patrullaje, realizado el día nueve, en el kilómetro 181+200 de la carretera Pinotepa Nacional-Salina Cruz, elementos de la Guardia Nacional detectaron la presencia de una persona a la orilla de la carretera junto a dos maletas, quien al notar su presencia emprendió la huida, abandonando las maletas, en cuyo interior había ocho bolsas de plástico, las cuales contenían 800 huevos de tortuga marina.
Trágicamente la extracción ilegal de huevo de tortuga marina continúa –en cantidades que llegan a variar–, siendo la extracción hormiga la preferida por los traficantes ilegales, debido a su practicidad de delito y porque es más sencillo su transporte. El comercio ilegal de huevos, partes y derivados de tortugas marinas representa un peligro real para las 8 especies de tortugas marinas que existen en todo el mundo, condición de grave riesgo hacia su extinción.
Es posible observar esto en el gran declive que han mostrado sus poblaciones en los últimos años. Aunado a ello, las implicaciones que tiene dicho tráfico sobre el marco social y económico son graves: pone en riesgo la seguridad nacional debido a su cercana relación con otras actividades ilícitas, frena el crecimiento de comunidades locales y debilita a los gobiernos.
El tráfico ilegal de vida silvestre ha sido visto primordialmente como una problemática de índole ambiental, y no como una problemática social, por lo que los métodos para combatirlo han tenido resultados insuficientes. Mientras exista rezago social en nuestras comunidades la presencia de actividades ilícitas y focos rojos no cesaran, las estrategias deben establecer un rango variado de opciones para los diferentes integrantes que conforman la comunidad.
El diseño de las estrategias para combatir el tráfico ilegal de vida silvestre dependerá de diversos factores, especialmente el socioeconómico, por ejemplo: la gran mayoría de las comunidades de escasos recursos económicos asentadas en las zonas rurales y costeras, habitan áreas de importancia ecológica, cultivan tierras marginales de escasa vocación agrícola o ganadera y para subsistir dependen de forma directa de los recursos naturales, siendo la extracción y comercialización tal vez, su única fuente de subsistencia, en proporciones hoy aún desconocidas –ya que no existen investigaciones sobre ello–, y que es necesario cuantificar dada su relevancia.
Un punto importante a considerar en el combate al tráfico ilegal de ejemplares, productos y subproductos de tortugas marinas, son los múltiples usos que se les otorga, ya sea como alimento, como fabricación de productos medicinales, artesanales y ornamentales.
Las tortugas marinas se enfrentan durante su vida a diversos peligros naturales, desgraciadamente los antrópicos son los más peligrosos para su continuidad en el Planeta Tierra, peligros que suelen ser diversos, entre ellos: la sobre explotación, captura dirigida y saqueo de huevos; la alteración y pérdida de hábitat; turismo y su infraestructura; la iluminación artificial de centros urbanos –desorienta a los neonatos que tratan de dirigirse al mar–; turismo irresponsable; contaminación de los cuerpos de agua y playas; captura incidental y falta de estrategias claras encaminadas a su protección y conservación.
En resumen, la disminución de las poblaciones de tortugas marinas representa la pérdida irreparable de todos sus usos y valores, repercutiendo en el bienestar de generaciones presentes y futuras. De continuar con el deterioro veremos la irreparable extinción de las tortugas marinas, ya que la extracción de huevos tiende a desestabilizar las poblaciones. Lo anterior provoca fuertes presiones sobre las generaciones ya que disminuye dramáticamente la tasa de reproducción, encontrando en las poblaciones mayor cantidad de ejemplares viejos, con menor capacidad de reproducción.
En el mundo existen ocho especies de tortugas marinas y México es privilegiado, ya que aquí, en nuestras playas, anidan siete de las ocho especies reconocidas en el mundo; siendo la tortuga caguama (Caretta caretta), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), la tortuga lora (Lepidochelys kempii), la tortuga prieta (Chelonia agassizii) y la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), quienes hacen del Pacífico, Golfo de México y El Caribe su sitio de elección, con fines reproductivos, de alimentación, permanencia y tránsito. Todas las especies de tortugas marinas de México se encuentran clasificadas en la categoría de riesgo “en Peligro de extinción” (P), de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
Las tortugas marinas han habitado la tierra desde hace millones de años, sus primeros registros de su existencia se remontan a principios de la era Mesozoica, período que inició hace 225 millones de años, concluyendo hace 65 millones de años, y durante esta era, florecieron, dominaron y se extinguieron los dinosaurios.
De nosotros depende que estos fósiles vivientes sigan en la tierra, recordemos que la especie humana está entrelazada con todas las demás especies que habitan el Planeta Tierra, formando vínculos –algunos muy íntimos–, donde las plantas, los animales y las personas constituimos una comunidad biológica compleja, en la cual, cada una de las partes depende de la otra para su supervivencia y cuando una parte de la comunidad se desequilibra o se pierde, todo el sistema sufre y en algunos casos, la desaparición de los distintos niveles de organización biológica y su respectiva variabilidad genética es irreparable