Hoy, existe una tendencia mundial hacia el aumento en la población urbana. La Ciudad de México, no es la excepción, ya que concentra el 30% de la población nacional y es considerada una de las urbes más habitada del mundo.
La CDMX, representa el principal centro político, económico, científico y cultural del país, por ello afronta retos significativos constantes en diferentes materias, una de ellas, el incremento en el volumen de los residuos sólidos, los cuales se han calculado en 12,893 toneladas diarias generadas.
Derivado de lo anterior, es imperativa la creación de políticas públicas con un sentido lógico donde la prioridad sea atender inmediatamente las necesidades de una sociedad plural en todos sus ámbitos, promoviendo la participación de todos los sectores poblacionales para que exista una correcta gestión de los residuos del país.
En México, existe un rezago importante en materia de regulación e implementación de políticas públicas ambientales de vanguardia.
En el caso específico de la CDMX, los instrumentos políticos que se han impulsado para el manejo de los residuos sólidos urbanos son primitivas. El primero de enero del año 2020, entró en vigor la primera etapa de la prohibición de plásticos de un solo uso.
Esta política prohibicionista, me parece por demás limitativa por ser lineal dentro de una nueva era, que implica una visión plural y transversal. Además genera un impacto económico realmente nocivo sobre diversas industrias generadoras de empleo y fuentes importantes de crecimiento económico del país.
La economía circular es un sistema que busca que los productos y sus componentes mantengan la utilidad y valorización del residuo; constituyendo un círculo continuo de desarrollo sustentable para conservar y mejorar el capital natural, así como la optimización y mínima utilización de los recursos finitos, con el objetivo de fomentar la eficacia del sistema.
La economía circular es el camino hacia la calidad ambiental, el crecimiento económico y la equidad social; su implementación genera beneficios en la reutilización de materiales y energía, reduciendo los impactos perjudiciales a la salud de las generaciones actuales y futuras.
Representa también una propuesta para cambiar el modo de producción del futuro, a fin de lograr que cada producto tenga múltiples ciclos de uso y producción, es decir, que el fin de un producto alimente el comienzo de otro.
«El objetivo es que los recursos se conviertan en productos, los productos en residuos y los residuos en recursos».
El paradigma de la economía circular se opone al actual sistema lineal de producción. Si hoy la ecuación es «tomar, hacer y desechar», la que proponemos es «reducir, reutilizar y reciclar».
Vamos a trabajar con fuerza una Ciudad de México con políticas pensadas y no improvisadas
Maestra Karla Rojo de la Vega,
Secretaria General del Partido Fuerza por México.