Al cierre del 2020 habrá un “exceso de fallecimientos” de 280,000 personas con respecto al 2019, afirma Raúl Rojas, matemático de la Universidad Libre de Berlín (El Universal, 26.11.20).
La cifra se obtiene al comparar las actas de defunción del presente año con las del anterior. Es un dato, dice Rojas, mucho más confiable que las cifras oficiales de las muertes causadas por el Covid-19 que ahora suman más de 110,000.
Para la Secretaría de Salud solo se reconoce como muerte por Covid-19 si al fallecido se le aplicaron pruebas, para detectar la presencia del virus. Y se sabe que existe una política de no hacer pruebas.
La persona que murió por esa causa, pero no se le aplicó la prueba, no cuenta como víctima de la pandemia en la estadística oficial. Es una manera de tratar de esconder la gravedad de la tragedia.
Así, afirma Rojas, tenemos dos países: “Por un lado, el país de la Secretaría de Salud, donde se muere un cierto número de personas con prueba de Covid-19. Y por otro lado tenemos el mundo real, en el que el número de decesos es 2.5 veces mayor que la cifra oficial”.
Rojas plantea que el margen de error de sus cálculos ronda en el 7 % que es sustancialmente menor al 150 % que tiene el dato de decesos oficiales por Covid-19.
El matemático se extraña, yo también, de que las actas de defunción que muestran el “exceso de fallecimientos” son públicas y están a la vista, pero los medios no hacen referencia a ellas.
Informan solo de las cifras oficiales con lo que se hacen caja de resonancia de los números que el gobierno quiere se manejen sobre la pandemia, para esconder la dimensión de la tragedia.
Y cuando el presidente López Obrador y López-Gatell, responsable de la pandemia, hablan de que “México le está dando un ejemplo al mundo” ese, afirma Rojas, “consiste en ocultar la dimensión del problema, así es, México es líder, como ya mostró el New York Times con su tabla de subregistro mundial de decesos de Covid, en donde nuestro país es el puntero en número absolutos, y por mucho”.
En versión de Rojas, que comparto, los gobiernos populistas como el que ahora hay en México “privilegian la agenda política, pasando por encima las penurias impuestas por la pandemia, evidenciando una falta de empatía por las víctimas”.
Y añade, que “el Covid-19 ha puesto en claro que las desigualdades sociales tienen desenlaces fatales para los más pobres y que como dijo Bonaventura de Sousa Santos (…) es muy cruel: “enseña matando”. De manera que la conducción frívola del problema tiene resultados mortales y nos pone frente a un problema ético, el cual es precisamente el punto ciego del populismo”.
Rojas asegura que “para los populistas latinos o norteamericanos, todas esas personas que tendrían que morir hasta alcanzar la inmunidad de rebaño no cuentan más que como huestes de una gran causa. En México, en particular, esté en curso uno de los más grandes experimentos mundiales para alcanzar la inmunidad de rebaño”.
La política del presidente y de López-Gatell, el encargado de la pandemia, solo merece el calificativo de criminal. Y ese calificativo ya se lo he odio decir a altos funcionarios de salud y de relaciones exteriores del actual gobierno. Por diferentes razones no lo van a decir en público, pero lo piensan y lo comentan entre sus colegas.
Twitter: @RubenAguilar