- Son fundamentales para amortiguar el impacto del calor y los problemas ambientales de las grandes ciudades.
- El primer huerto se instalará en Viveros de Coyoacán, y se trabaja de manera conjunta con el Gobierno de la Ciudad de México.
- Cumplen múltiples funciones ambientales, sociales, culturales y económicas
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales desarrolla un programa para establecer huertos urbanos, como espacios que ayuden a amortiguar los impactos de calor generados por la cubierta asfáltica y las construcciones de concreto y cristal de las grandes ciudades, así como evitar otros problemas ambientales.
Coral Rojas, responsable del área de Agroecología de la Semarnat, explicó que el crecimiento urbano ha propiciado la disminución de las áreas verdes, lo que genera una problemática que afecta la salud y bienestar de los habitantes, por ejemplo, “islas de calor” y disminución en los niveles de los acuíferos debido a que el agua se expulsa por los desagües en lugar de infiltrarse.
Los huertos urbanos cumplen importantes funciones ambientales, sociales, culturales y económicas. Son un modelo que generan condiciones favorables para amortiguar los cambios bruscos de temperatura, dar refugio a especies nativas, capturar carbono, cosechar agua, reciclar materia orgánica y disminuir el uso de energía fósil para la producción y transporte de alimentos.
Además, en un huerto urbano agroecológico la población conoce y reflexiona sobre los procesos de la naturaleza y se convierte en un agente crítico que promueve modos de vida más sustentables.
Es por ello que la Semarnat, en coordinación con la Secretaría de Educación, Investigación, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI), y la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México (SEPI), instalará el primer huerto urbano en la capital del país, ubicado en los Viveros de Coyoacán.
En una superficie de 3,600 metros cuadrados se cultivarán alimentos variados, milpa tradicional con asociaciones de maíz, frijol enredador y calabaza. En camas biointensivas se producirá una gran diversidad de alimentos, chícharos, ejotes, coles, brócolis, jitomate, acelgas, espinacas, zanahorias, betabeles, lechugas, rábanos, cebollas, chiles y papas.
También se cultivarán vegetales que han ido perdiendo demanda entre la población, como los quelites, malvas, verdolagas, quintoniles, alaches, pipicha, pápalo.
Se pretende promover el cultivo de las dalias comestibles, muy usadas en la cocina prehispánica y ahora prácticamente en desuso en la gastronomía. Se cultivarán, asimismo, plantas aromáticas como el tomillo y el orégano, y se promoverá el uso y producción de semillas campesinas.
Este modelo será replicado en todo el país, usando el ejemplo de la ciudad de México, y se pretende que el siguiente se instale en la ciudad de Mérida, en Yucatán.
Coral Rojas recomendó ampliamente a los urbanitas emprender huertos citadinos bajo los principios agroecológicos, en cualquier área, ya sea en espacios de un metro cuadrado, en un balcón o azotea. “De esta manera, la población puede generar alimentos de autoconsumo o para venta e intercambio, con lo que generan ingresos y se abona a la soberanía alimentaria local”.
Cabe recordar que la Semarnat a cargo de Víctor M. Toledo ha puesto en marcha un programa de agroecología basado en los ejes de capacitación ambiental y desarrollo sustentable, para establecer relaciones armónicas y de convivencia respetuosa con la naturaleza, política que cobra mayor importancia ante la actual situación de salud derivada de la alimentación con productos industrializados, que agudiza la emergencia sanitaria.