El miedo, peor enemigo

Trabajar en equipo es lo más importante ante la difícil situación que enfrentamos. Se trata de no perder la esperanza.

El miedo pasma y frena. Llora, reza, cuida, sonríe, ama, ten fe pero no pierdas la esperanza. La esperanza es activa y con ella la gente avanza.

Es cierto que estamos llegando al pico más alto de la pandemia, pero otros países, ciudades y pueblos han logrado superarlo. La esperanza todo lo puede. Tomate de la mano de la Virgen María, ella es la Madre de la Esperanza.

Te comparto este trozo del bellísimo poema “Las tres virtudes” del francés Charles Péguy. Regálate disfrútalo.

La Fe es una esposa fiel,

la Caridad es una madre, una madre ardiente, toda corazón,

o quizá es una hermana mayor que es como una ma­dre.

Y la Esperanza es una niñita de nada

que vino al mundo la Navidad del año pasado

y que juega todavía con Enero, el buenazo,

con sus arbolitos de madera de nacimiento,

cubiertos de escarcha pintada,

y con su buey y su mula de madera pintada,

y con su cuna de paja que los animales no comen

por­que son de madera.

Pero, sin embargo,

esta niñita esperanza

es la que atravesará los mundos,

esta niñita de nada,

ella sola, y llevando

consigo a las otras dos virtudes,

ella es la que atravesará los mundos llenos de obstáculos.

Como la estrella condujo a los tres Reyes Magos des­de los confines del Oriente, hacia la cuna de mi Hijo,

Y así una llama temblorosa, la esperanza, ella sola, guiará a las virtudes y a los mundos, una llama romperá las eternas tinieblas.

Por el camino empinado, arenoso y estrecho, arrastrada y colgada de los brazos de sus dos herma­nas mayores, que la llevan de la mano, va la pequeña esperanza y en medio de sus dos hermanas mayores da la sensa­ción de dejarse arrastrar como un niño que no tuviera fuerza para caminar.

Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras dos, y la que las arrastra, y la que hace andar al mundo entero y la que le arrastra.

Porque en verdad no se trabaja sino por los hijos y las dos mayores no avanzan sino gracias a la pequeña.

Y YO , Daniel sacerdote, termino diciéndote: “no permitas que nadie te arrebate la esperanza, sin esa pequeña niña ya nada te queda.”

*El Autor es Profesor en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Estudió Sacerdote y Especialidad en Bioética en U.A.E.M.

Estudió en el Seminario Diocesano de Toluca.

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Twitter: @dhanielu

Facebook: Daniel Valdez García

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