Coronavirus, ni el primero ni el último

  1. ORIGEN. Coronavirus Covid -19 es un nuevo tipo de virus, de la familia Coronavidae, emparentado con el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y con el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) pero que no es igual a ninguno de ellos. Tuvo su origen en la ciudad de Wuhan, en China a mediados del mes de diciembre de 2019. Pero aún no conocemos su historia evolutiva y cómo dio el salto a los humanos, ni su propagación y adaptación, motivo por el cual prosigue la álgida investigación ya que bastan gotículas para que inocule este virus.
  2. GRACIAS a las actuales tecnologías es imposible ocultar los números reales de pacientes afectados por este virus. Pero también hay quienes hacen uso inadecuado de las mismas e irresponsablemente comparten datos de todo tipo que son falsos. Eso daña la salud mental de las personas, por lo cual los mejores filtros para cada uno es evitar estar viendo, oyendo y leyendo esa infitoxicación.
  3. DIOS nos ama de modo personal e incondicional, y él mismo es respetuoso de las leyes que ha dado a la naturaleza, misma que ha sido lesionada por la humanidad unos por ciencia y tecnología no amigable y otros por falta de cuidado ante los deshechos y elementos no biodegradables. Dios siempre perdona, pero la naturaleza nos cobra la factura. Hoy en día no hay uno solo que conscientemente pueda decir «que está limpio de pecado» (Juan 8, 1-7).
  4. ESPERANZA ante lo inédito, la incertidumbre de qué va a pasar, no puede ser una actitud de un sencillo “échale ganas”, esto va más allá. Tal vez este año no podremos abrazarnos, y no exagero. Tenemos que reinventarnos con una esperanza creativa, con una economía de rostro humano, con acciones empáticas, asertivas y resilientes. La esperanza no es como aquella novela “Esperando a Godot” de Beckett, y nunca llegó Godot, nunca te enteras de que tenía qué hablar, pero se disfruta cada segundo de la espera. Es una obra en dos actos donde intencionalmente no hay ningún hecho relevante, se repiten acciones, en parte simboliza la monotonía y carencia del ser humano. Por lo cual te recuerdo que esto del confinamiento se va hasta mayo y principios de junio. Lo importante no es achatar la curva, sino vencer y eso se logra como todo en la vida, sumando esfuerzo. Un campeón nunca lo es solo.
  5. LA IGLESIA, que somos todos los bautizados, estamos retados a sumergirnos en la frescura del evangelio que dio vida a la primitiva comunidad cristiana, ellos no tenían más que su fe en el resucitado y los milagros que Dios hacía por medio de los apóstoles para aumentar la comunidad. Esos primeros discípulos se llenaron de Dios, superaron los miedos de tal forma que Pedro predica y Dios multiplica; su riqueza es en el nombre de Jesús y es lo que dan a quienes como al paralítico que tiene fe para creer y pasar de pasivo receptor a activo testigo de lo que Dios hizo en él (Hechos 3, 1-10), y puede hacerlo contigo y conmigo.
  6. EL PAPA Francisco no ha dejado un momento de trabajar y orar por la humanidad, ayer mismo ha creado una comisión para ver cómo vamos a todos enfrentar esta pandemia desde el timón de la barca que conduce Pedro.
  7. MORIR es el miedo de muchos, y es la realidad de todos. Algún día moriremos. La vida tiene muchos riesgos y todos tenemos un boleto a la discapacidad, algunos la adquieren por imprudencia personal o ajena. Aquí lo importante es jerarquizar valores y actuar conforme a ellos. La vida es nuestra feliz responsabilidad. Quien vive bien, muere bien. La paranoia a la muerte engendra angustia y violencia porque el corazón está lleno de rencor. Toda salud viene desde el interior, de otro modo, como afirma Jesucristo: «del corazón salen los malos sentimientos» (Mateo 15, 19). Es tiempo de hacer un alto, de saber sanar desde dentro, de no evadir sino de asumir; de no dividir sino de unir.
  8. ACAPARAR ha sido un fenómeno que pone de manifiesto las debilidades humanas de todo tipo, a esto su suma el encarecimiento de varios productos porque la codicia, avaricia, voracidad y envidia dominan sus corazones y se olvidan que Jesús ha dicho al hombre que se dejó subyugar por esos sentimientos: «Insensato, esta misma noche morirás» (Lucas 12, 13-21). Te recuerdo que como vivimos morimos, y que “nadie se va de esta vida sin pagar lo que hizo”, que a propósito dice el aforismo: “refrancitos son evangelios chiquitos”.
  9. EMPATIA plenamente humanitaria, es el llamado más urgente. Dar desde lo que somos y que nadie se sienta solo ni abandonado. Todos desde todas las trincheras tenemos que reinventarnos. Nada volverá a ser igual que antes, desde lo personal, familiar, eclesial y social hemos de responder con lo mejor de cada uno. Dicen los expertos que bastan 20 días para generar buenos hábitos. Ahora tendremos cien días y cada uno podrá elegir entre “tener que” y “querer que”, esto es como el final de la vida de cada uno, pues en la más absoluta soledad se toman las decisiones. Ten muy presente que somos nuestras decisiones. No basta pensar con que “debe de”, sino que cada uno a de “querer que”, eso nos hace positivos y creativos.
  10. DISTANCIAMIENTO social es lo que más escuchamos, sana distancia. Los profetas del mal, los agoreros anuncian catástrofes económicas, familiares y eclesiales. Y tienen solo una parte de razón, nada será igual, este virus no es ni el primero ni el único, pueden venir más en otro tiempo y lugar, y por eso hay que querer ser asertivos porque no hay recetas, no hay gobiernos ni religiones que tengan la solución. Todo tiene su tiempo y su momento. Sumemos esfuerzos, aportemos lo mejor y hagamos lo que más sirva a cada uno para reencontrarse consigo mismo, con su prójimo, con todo lo creado y con Dios. Esto va a pasar, y lo he dicho muchas veces, “es pero un proceso y es lento.” Nadie se preparó para esto, pero si tenemos muchos ejemplos de cómo superarlo, ahí están los enfermos de cáncer y de esta pandemia que han vencido sus males, están las comunidades étnicas que han superado los desastres naturales, y también están de pie todas las personas que sin grandes títulos académicos y de gobierno prosiguen su trabajo de limpieza, orden, protección civil, bomberos, acomodadores y muchos más que no terminaría de enlistar.

Finamente, sé que científicamente hay cosas inexplicables que no son milagros, pero también estoy seguro que hay milagros que la ciencia no puede explicar. Yo decidí cuidar y cuidarme, despertar mi creatividad pastoral y servir al estilo de Jesús de tal manera que los que él me confió encuentren en mí, que soy un pobre pecador, a un hermano, a un amigo y a un padre para todos dispuesto a alentarnos en las buenas y en las malas, en las mejores y en las peores.

Gracias por leerme. Espero este mensaje, hecho con corazón de pastor y pastor de corazón, te dé luces para enfrentar lo que sigue y un día poder decir: ¡Gracias, Dios. Gracias a todos, hemos vencido!

Que la Virgen María, como en la boda de Caná, diga a su Hijo: “No tienen salud, no tienen seguridad, no tienen salida, no tienen medicina ni comida. «No tienen vino» (Juan 2, 1-12), y él actuará. Oremos y venceremos.

¡Bendiciones para todos!

 

Padre Daniel Valdez García

*El Autor es Profesor en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Estudió Sacerdote y Especialidad en Bioética en U.A.E.M.

Estudió en el Seminario Diocesano de Toluca.

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