Razón en blanco – T-MEC y los derechos laborales

Finalmente, el día 10 de diciembre del año en curso, autoridades de México, Estados Unidos y Canadá realizaron en la Ciudad de México, un evento en el que los tres países firman de común acuerdo el nuevo Tratado de Libre Comercio para la región de América del Norte y sus modificaciones.

La región de américa del norte es la región transfronteriza más importante del mundo por la cantidad de personas que viven en los tres países y porque se trata del tratado en el que se encuentra el país más poderoso del mundo, al menos militarmente hablando.

El libre comercio, forjado desde el fin de la 2ª Guerra Mundial prometió traer prosperidad, libertad y desarrollo a los países que lo pusieran en práctica. Ninguno de los 3 países que participan en este mercado norteamericano dejó de poner en práctica estos principios liberales pues se entendía, y se entiende, que la libertad es el valor más importante para una sociedad. Pero la libertad también incluyó e incluye la libertad del mercado laboral. Es decir, cada empleador paga lo que quiere, o lo que puede.

Parte de los principios del libre mercado es que los competidores tengan las mismas posibilidades, y más o menos las mismas oportunidades para crear, desarrollar y expandir negocios. Es decir que uno no aventaje a los otros porque tiene mayor apoyo de sus gobiernos, o pueda dar precios más bajos del mercado porque paga poco a sus trabajadores, o porque no paga nada al conseguir materias primas, por poner algunos ejemplos.

De ahí parte que en esta recta final de negociación del T-MEC, Estados Unidos empujara y presionara al gobierno de México para que mejore los salarios y las condiciones de trabajo de los empleados mexicanos. Es decir, provocar que las empresas estadounidenses vuelvan a Estados Unidos pues con salarios más altos y una mayor exigencia en el cumplimiento de las normas laborales, las empresas estadounidenses no encuentren a México atractivo.

Finalmente, Estados Unidos consiguió lo que quería: señalar a México como un competidor desleal por motivo de los bajos salarios y las malas condiciones laborales de sus empleados.

¿Es México desleal al libre mercado cuando mantiene unos salarios mínimos que no alcanza para sobrevivir? Pero quizá esa no sea la pregunta correcta, sino más bien: ¿merecerían mejores condiciones de trabajo los empleados mexicanos?

La respuesta es lógica, legalmente vinculante por motivo de los tratados de las Organización Internacional del Trabajo y por demás humana y éticamente razonable. La cuestión es: ¿Es posible mejorar las condiciones de trabajo de los empleados mexicanos?

Sin duda, se puede. Pero no se conseguirá a punta de creación de nuevas leyes, sino más bien a punta de su cabal cumplimiento.

A México, como parte de la Organización Internacional del Trabajo, le obligan varios tratados internacionales que debieran ser aplicados para la protección de los y las trabajadoras. Esto se cumple a medias y esta laxidad en la aplicación de las normas laborales, hace atractivo a México para las empresas extranjeras, en la contratación de trabajadores que terminan siendo mucho más baratos que otros ubicados en los países de origen que sí que cumplen las normas laborales.

¿Cuánto cuesta el cumplimiento de las normas laborales en México y el mundo? Mucho tiempo, dinero y esfuerzo. Pero ¿no es una buena inversión pública y/o privada la protección de los trabajadores en una sociedad? Sin duda la respuesta es que sí.

La pregunta es, realmente ¿se quiere?

Probablemente en el mediano plazo, Estados Unidos pedirá un panel de protección laboral en determinada industria o área que le interese, ojalá que el gobierno mexicano esté preparado para dar una respuesta firme y contundente.

Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com

@cgonblanc

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