Ucrania acaba con los homenajes soviéticos

Ucrania

Ucrania, cuna de una historia compleja y turbulenta, se ha convertido en un campo de batalla simbólico donde los monumentos y homenajes emblemáticos son víctimas de una constante agitación ideológica. Este enfrentamiento, que transcurre en el terreno de los símbolos, revela la cambiante naturaleza de la memoria colectiva y la identidad nacional.

La huella de esta lucha se manifiesta en la transformación del paisaje urbano, donde estatuas de relevancia histórica como las de Lenin, que una vez adornaron las calles de Ucrania, son desmanteladas y sus restos arrojados al olvido. El mayor cambio es la “Estatua de la Madre Patria”, el monumento más destacado de la ciudad de Kiev, donde sustituyeron la hoz y el martillo (símbolos del comunismo ruso) por el tridente ucraniano.

Ucrania, un territorio que fue testigo de la multiplicación de estatuas de Lenin en su geografía, ha experimentado una metamorfosis política, llevando a cabo un proceso de descomunización que culminó en la remoción de estos símbolos que conmemoraban el pasado comunista.

La llegada de una nueva era en el país, marcada por la independencia y la confrontación con el pasado soviético, suscitó la urgencia de reformular la narrativa nacional y de borrar las huellas del antiguo régimen. La marea nacionalista impulsó la destrucción de numerosos monumentos soviéticos, un movimiento bautizado como “Leninfall”, el cual alcanzó su apogeo en febrero de 2014 con la demolición de 376 estatuas del líder comunista que aún se mantenían en pie.

No obstante, la historia ha demostrado que la eliminación de monumentos y símbolos no es un proceso lineal ni definitivo. La reciente invasión rusa en Ucrania ha dado lugar a una paradoja sorprendente: las estatuas de Lenin, previamente retiradas, han resurgido en los territorios ocupados por las fuerzas rusas. Este renacimiento de los símbolos comunistas subraya la complejidad del conflicto y el carácter volátil de los significados históricos.

La lucha por el control de los símbolos y la memoria persiste, revelando la poderosa influencia que estas representaciones tienen en la construcción de la identidad nacional y en la narrativa histórica de una nación en constante transformación. En Ucrania, la historia y la memoria son terrenos de combate, donde monumentos y símbolos son utilizados como armas en una guerra que trasciende lo físico para moldear la conciencia colectiva y dar forma al futuro.

 


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