La noción de calidad de vida y salud mental tiene en guerra a dos generaciones

La noción de calidad de vida y salud mental tiene en guerra a dos generaciones, por un lado los millenials y por otro lado tenemos a los adultos conocidos como Boomers o Baby Boomers. 

Mientras los adultos o mejor conocidos como  baby boomers, nacidos entre 1945 y 1964, y los X, entre 1965 y 1981, dicen que, a los millenials y a los centennials, con bien poquito se les cierra el mundo y ni aguantan nada, éstos aseguran que el problema es que sus mayores fueron educados en una lógica de violencia y maltrato.

Académicos, autoridades universitarias, especialistas en temas de infancia y padres de familia coincidieron en que las visiones basadas en miedo y prejuicios por parte de las generaciones del mundo adulto, que omiten el hecho de que el contexto en el que crecieron ya no es igual, han roto el diálogo con los jóvenes.

Esto se deriva de un problema mayor, la medición de los logros personales como señal de éxito, para los padres de los millenials había más oportunidades para adquirir una casa, un carro y bienes. Hoy en día, un millenial tan sólo puede aspirar a un sueldo bajo y sin prestaciones, con lo que apenas le alcanza para vivir el día a día, sin la esperanza de adquirir un día mínimo un coche usado.

Hablando generación nacida entre los años 1981 y 1996 tiene las mismas apetencias de adquisición de bienes que las de la generación X y la de los baby boomers, pero la precariedad laboral ha sido un factor que les impide gastar en igual medida.


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El Secretario de la unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Álvaro Peláez,  ha hecho énfasis en que no se vale decir que a los jóvenes no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. Al contrario, se tiene que entender, dijo, que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, que antes no existía, pues les ha tocado enfrentar un contexto de crisis económica y violencia generalizada. 

Hay que reconocer que en la generación de los padres de los millenials y centenials, aún sin contar con una licenciatura, era posible hacerse de un patrimonio. Hoy, sin embargo, observa un difícil panorama para los jóvenes. Lo que hace que se vean desesperanzados y con poca tolerancia a la frustración, llevándolos de migrar de trabajo en trabajo hasta encontrar el “golpe de suerte” que muy pocos tienen.

Por otro lado, el estrés de la incertidumbre de un futuro por venir para los jóvenes millenials o centenials ha llevado a muchos al suicidio.

A mediados de diciembre de 2019, los hashtag #GeneracióndeCristal y #MártiresdeStarbucks se hicieron tendencia en Twitter. Los baby boomers y los X, tacharon de débiles a los millennials y centennials, quienes, a su vez,  reclamaron su derecho a la salud mental, luego de la muerte de la estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales del ITAM, Fernanda Michua Gantus, derivada de un ataque epiléptico, resultado del estrés al que se encontraba expuesta.

Para este 2023 las cosas no pintan mejor para ninguna de las dos generaciones, simplemente las pocas oportunidades de trabajo postpandemia se han reducido drásticamente, empresas han comenzado con despidos masivos, malos tratos, contratos eventuales que se brincan las leyes han provocado un panorama donde a los jóvenes se les está orillando al dinero fácil, la delincuencia o el suicidio.