Mensaje de los Obispos Mexicanos a la Presidenta Electa de los Estados Unidos Mexicanos en vísperas de su Toma de Posesión

Mensaje de los Obispos Mexicanos a la Presidenta Electa de los Estados Unidos Mexicanos en vísperas de su Toma de Posesión

La Conferencia del Episcopado Mexicano, en vísperas de la toma de posesión, une sus voces para expresar sus mejores deseos a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien asumirá el cargo de Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y a todo su futuro equipo de gobierno. Les deseamos un buen inicio y una fructífera gestión como servidores políticos del pueblo mexicano para el próximo periodo 2024-2030.

Como Pastores de la Iglesia Católica en México, pero también como ciudadanos mexicanos, además de nuestras felicitaciones, oraciones y buenos augurios, nos permitimos expresar los sentimientos de esperanza que tenemos al comienzo de esta nueva etapa de gobierno, tratando de reflejar lo que hay en el ánimo de millones de ciudadanos.

México es un gran país, en primer lugar, por su gente, y también por múltiples dones naturales y culturales con los que ha sido bendecido a lo largo de su historia. Un pueblo muy apreciado en el mundo por su hospitalidad y calidez, por su generosidad y creatividad que debe ser custodiado cuidadosamente. Creemos que al llegar, por primera vez a la Presidencia de la República una mujer, sabrá tener una gran sensibilidad y respeto impulsando todo aquello que redunde para el bien y el desarrollo social de todos los ciudadanos.

Nos parece que la realidad habla por sí misma y exige, de manera inmediata, políticas públicas que garanticen la seguridad ciudadana, superen la pobreza y la desigualdad, y promuevan la unidad nacional y la concordia entre todos. Estas políticas deben ser impulsadas y garantizadas desde el gobierno de la República por el mandato constitucional que tiene y por las herramientas y los recursos con los que cuenta para lograr el propósito de la paz social. Nunca más el dominio del crimen organizado ni de la delincuencia en general.

Tenemos la convicción de que México debe ser un país donde gobierno y ciudadanos respeten las Leyes, teniendo como marco de referencia la Constitución con la que nos identificamos y que no puede ser violentada por sectores sociales o políticos que pasen por encima del conjunto de la Nación. Estamos convencidos, con millones de mexicanos, que México está llamado a volver a vivir en un verdadero Estado de Derecho Democrático, constituido por una Federación de Estados autónomos, con equilibrio de poderes, que nos hace ser una República confiable para todos. Sin confianza no hay desarrollo, ni futuro estable.

Muy importante será trabajar con seriedad y visión, en el mejoramiento del Sistema Educativo Mexicano, tan descuidado recientemente por políticas públicas limitadas en los recursos y por la visión carente de un verdadero humanismo que forje el espíritu de la niñez y juventud mexicana para un mejor desarrollo en el presente y futuro. Necesitamos un nuevo pacto educativo que involucre a todos los protagonistas en esta que es una de las tareas más importantes de toda la sociedad.

Desde el pensamiento humanista de la Iglesia, reconocemos la dignidad de toda persona como un principio inviolable y fundamento de todos los derechos humanos, como lo reafirma la reciente declaración Dignitas infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Asimismo, reconocemos en la libertad un valor fundamental y trascendente que se debe promover, articulando su implementación con el ejercicio de la responsabilidad. Necesitamos vivir en un Estado democrático que respete los derechos humanos para todos los ciudadanos, fortaleciendo las instituciones que garantizan el ejercicio pleno de estos derechos y fomentando una cultura de respeto mutuo y participación ciudadana.

México tiene grandes retos que son oportunidad para crecer en participación y diálogo, superando la polarización, buscando la reconciliación hasta llegar a los acuerdos necesarios junto a todas las fuerzas políticas, sin aniquilar a las minorías, para construir, desde el diálogo y el consenso, el proyecto del bien común para que la sociedad mexicana viva en paz.

Dios la bendiga a usted, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México, y a todos los mexicanos, miembros de esta nación, reiteramos nuestra voluntad de sumarnos a esta dinámica para convivir con justicia y solidaridad para todos. Que Santa María de Guadalupe nos ayude a valorar toda la riqueza de nuestras raíces históricas comunes que nos hacen ser una sola Nación.

CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO

• Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, Presidente
• Mons. Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán, Vicepresidente
• Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca, Secretario General
• Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Arzobispo de San Luis Potosí, Tesorero General
• Mons. Jaime Calderón Calderón, Arzobispo de León, Primer Vocal
• Mons. Enrique Díaz Díaz, Obispo de Irapuato, Segundo Vocal