Por: Liébano Sáenz
Se aproxima la elección. El balance a partir del tercer debate de candidatos presidenciales es favorable a la oposición y a su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez. Es engañoso lo que diga la minoría que está dispuesta a compartir su intención de voto, y que ha servido para crear la falsa imagen de una elección definida.
Tampoco importa mucho la postura provocadora e ilegal del presidente López Obrador; no al menos para el resultado de la elección, sí para la legalidad del proceso. Lo que es relevante es la imparcialidad del órgano electoral y su capacidad para organizar la elección. Por eso deben preocupar las señales que comprometen ambos aspectos, es decir, que la elección se dirime ante dos amenazas que alteran la normalidad del proceso: la parcialidad del jefe de Estado y la presencia del crimen organizado.
Aunque lo realmente relevante es el voto ciudadano. Las expresiones públicas de ciudadanos del pasado domingo son una señal muy alentadora. Ratifican la idea de una elección competida porque hay millones de votantes decididos a participar y que no se dejan engañar ni intimidar. También es revelador que destacadas personalidades de la inteligencia del país se hayan pronunciado para contener por la vía de los votos la deriva autoritaria.
Son tiempos en los que no hay espacio para la complacencia o el engaño. Solo hay dos caminos, la certeza autoritaria del oficialismo o la oposición que da espacio a la continuidad de la vida democrática y que integra a millones de ciudadanos, y al PAN, PRI y PRD.
La participación electoral es el conjuro a las amenazas contra nuestra democracia. México necesita más que nunca el voto libre, sin presiones clientelares o al margen de la intimidación de autoridades o de criminales. La afluencia ciudadana a las urnas debe ser correspondida con elecciones justas, con autoridades imparciales y por una autoridad judicial independiente de la presión política y gubernamental. Solo así vamos a poder ver, después de la elección, el necesario reencuentro de los mexicanos al margen de la polarización y del encono para enfrentar con éxito los retos del presente, entre ellos las amenazas a la seguridad nacional y a la dignidad como nación independiente.