La falsificación de documentos educativos se ha convertido en un problema recurrente en todo el mundo, y México no es la excepción. Recientemente, se dio a conocer un caso en Nuevo León en el que se ofrecen títulos y cédulas profesionales apócrifas de diversas universidades a cambio de una suma de dinero. Pero no se trata solo de la falsificación de un papel, sino de la promesa de una alta en plataforma con folio, matrícula, sellos, firmas y hasta aval de la Secretaría de Educación.
La oferta de estos documentos falsos es preocupante, ya que pueden tener graves consecuencias en la sociedad. Por ejemplo, un título falso podría permitir a una persona obtener un trabajo para el que no está capacitada, lo que podría poner en riesgo la seguridad y la integridad de los demás. Además, la falsificación de títulos y cédulas profesionales es un delito que puede ser castigado con prisión.
Los vendedores de estos documentos apócrifos ofrecen flexibilidad en cuanto a las fechas y las universidades de origen. Incluso, se dice que por un pago extra se pueden oficializar los documentos para otras entidades del país. Esta falta de escrúpulos por parte de los vendedores demuestra que están dispuestos a engañar a las personas con el fin de obtener dinero fácil.
La existencia de este mercado negro de títulos falsos es una muestra de la falta de control y regulación en el sistema educativo mexicano. Si bien es cierto que la mayoría de las universidades e instituciones educativas tienen medidas de seguridad para evitar la falsificación de documentos, claramente no son suficientes para evitar que este tipo de prácticas ilegales se lleven a cabo.
La falta de medidas preventivas y sanciones efectivas para quienes venden y compran estos documentos apócrifos es alarmante. Es necesario que las autoridades actúen rápidamente para detener esta práctica ilegal y sancionar a los responsables.